martes, 4 de noviembre de 2008

DISTANCIAS

Las distancias no alejan sentimientos.
Quizá dilatan la intensidad de los mismos,
quizá se expanden por el espacio que dejas.

Y repasas las sensaciones hasta el reencuentro
que serán otras, las acumuladas en el pensar.
Piensas más si no ves con los ojos, si no tropiezas con ellos.
Se cuelan retales, piezas, ratos pretéritos
y te aferras a esas ráfagas de nostalgia a pesar de astillarte las mejillas.

Las distancias no merman emociones.
Puedes atisbar más pequeño,
que se quede en detalles
como colgarte de la muñeca una mirada de quien se queda tras el cristal, tras una puerta o debajo de un paragüas.

Y calibras la respuesta en el intervalo del trayecto.
E imaginas que las señales en vez de advertirte desprendimientos
dicen vuelve pronto, te necesito…
en vez de conminarte una velocidad
gritan lo mal que se lleva tu ausencia.

Las distancias no desordenan lo habitual.
Que te hayas ido no ha desbordado su silencio.
Que te hayas marchado no ha descolocado sus prioridades.
Supongo que las distancias son de uno como los miedos, los apegos, virtudes o defectos.
Supongo que cuando me vuelva a apartar pasaré de largo el cambio de sentido que me lleva a tus ojos.