jueves, 10 de diciembre de 2009

ESE RESPIRAR QUE POCO ERA

Nadie vale nada.
Dentro del baremo donde prima la nulidad.
Anulamos aún sin saber lo que vale
alguien, algo o tú mismo.

El yo desnudo
vagando,
encumbrando montañas de hielo.

Asimilando
que en ninguna ladera
alguien ofrece un candil
si no granizo
por si no resbalas ya de por sí.

Tiritando que tiritas.
Y al hacerte bola a base de grises desengaños
ruedas, arrollas con lo punzante
y un pedazo que se queda atrás.
De ti, de lo que eras, de lo que no serás.

Despojarse de miedos
despierta a las fieras de sus cuevas.
Y en los bostezos afilados
ya te da igual perder un brazo o una pierna.
Mientras te dejen intacto
eso que empieza a reconstruirse en alma.

Y en lo más escarpado
tentada a desperdigarte en polvo
se despliega una esponja de nieve
amortiguando ese respirar que poco era
y ahora se propone ser.