jueves, 10 de diciembre de 2009

ESE RESPIRAR QUE POCO ERA

Nadie vale nada.
Dentro del baremo donde prima la nulidad.
Anulamos aún sin saber lo que vale
alguien, algo o tú mismo.

El yo desnudo
vagando,
encumbrando montañas de hielo.

Asimilando
que en ninguna ladera
alguien ofrece un candil
si no granizo
por si no resbalas ya de por sí.

Tiritando que tiritas.
Y al hacerte bola a base de grises desengaños
ruedas, arrollas con lo punzante
y un pedazo que se queda atrás.
De ti, de lo que eras, de lo que no serás.

Despojarse de miedos
despierta a las fieras de sus cuevas.
Y en los bostezos afilados
ya te da igual perder un brazo o una pierna.
Mientras te dejen intacto
eso que empieza a reconstruirse en alma.

Y en lo más escarpado
tentada a desperdigarte en polvo
se despliega una esponja de nieve
amortiguando ese respirar que poco era
y ahora se propone ser.

jueves, 26 de noviembre de 2009

PARA SER UNO MISMO. SIN MÁS.

Claudicando.
Guerreando más con nosotros mismos.
Y en el dividir, una parte descansa
de tanta queja, tanto disparo verbal.
Al crecer, arrugamos lo preciso.
Y eso nunca retoma su forma.

La rugosidad se lamenta de haber perdido tanto.
La inocencia se precinta
y el ser risueño
se disfruta de los pájaros
que hace dos décadas
dejaron de posarse.

Inyectamos ilusión a los que se caen.
Es el suero reservado,
destinado a quien nos importa
aunque no importemos.
Da lo mismo
ya lo da
pues cuidarse es tarea de uno
pues querer sin que te quieran también.

No es derrotismo
renunciar a lo mejor
si con ello lo peor de alguien no empeora.
Lo es si un enfermo prefiere no curarse
o un sano suplica enfermar.

No es temerario
mendigar un beso
a quien reparte cientos.
Lo es si quien te lo da
no te mira a la cara
si no a tu necesidad.

Y es que cuanto más enseñas, más ocultan.
Y es que cuanto más permites, más objetan.

Apostando a desvestirse de los otros
para ser uno mismo.
Sin más.

viernes, 20 de noviembre de 2009

ASÍ DEBÍA SER

Notando su cuerpo tintinear al contacto.
Inmaduro trato de pieles en alerta.

Y en ese siseo de ropa fastidiosa
una manga, el túnel al edén
y un botón, fuga de entusiasmos.

Y en la unión de vientres
sólo una razón
para lograr esa concavidad imprecisa.
La razón de que ella respira
que él ya siente.
Un ya mudo
pues hacerlo sonar
le dejaría indefenso.

(Y es el escritor quien les convence de que
las mejores historias de amor no acaban por que nunca son)

Ahogando la utopía de tenerse
para tomar aliento en aguas de otras fuentes.

Y es en esa fricción de imposibles
una nota, peldaño al infierno
y un “pero porqué no”, escape de orgullo.

Y cada uno en su extremo
a cual más frágil
se derrotan
mientras sus miradas
algo sabias
no se sueltan.

(Y es el escritor quien se convence de que
las mejores historias de amor son las que nunca dejan de ser)

Coincidiendo en la estrechez del mundo.
Sujetos a la noche donde vibraron las líneas de sus destinos.
Así debía ser.

En vez de eso
un beso al frío espejismo
con una mano
para dejar libres sus labios.

martes, 17 de noviembre de 2009

EL ADIÓS MENDIGO

La vida por asfaltar.
Pasos trémulos.

Ayer.
Sin ir más lejos
por no poder
las frecuencias espantaron
sentimientos en intermitencia.
Más en rojo
que en el permisivo verde.

Y es que a alguien que vive nublado
le cuesta distinguir una invariable luz,
le cuesta aferrarse a algo que luce en constancia.

La permanencia del querer
se impone a cambios de horarios,
se encarga de minutar pulsaciones.
Se acelera ante la belleza
de un torso esculpido a besos.
Ese torso cargado de sombras.
Y tiende al coma
si la cima a unos pechos
se alcanza sin trabas.

Y es que alguien que facilita ahora
se complica después.

Ayer.
Sin ir más lejos
por no poder.
Se deshizo de un verano
en pleno invierno.
Y de despedida
aullidos
de alguien que se da por vencido
de alguien que da paso a un adiós mendigo.

Asfaltando la vida
a pasos aún alejados del equilibrio.

lunes, 26 de octubre de 2009

MEJOR ASÍ

Mejor así.
Mejor dejar de rutinas al perdón.
Mejor ponerle bufanda para que no enferme.
Mejor así.
Así, sin lamentar
lo que lamentan
quienes se dejan de querer.

Mejor así.
Mejor insonorizar impulsos,
evitar que desentonen la represión.
Mucho mejor
dejar de mirarse con las manos,
tocarse con palabras
y echarse de menos teniéndose.

Mejor así.
Así, desengañando al destino
que apostó por cruzarnos
olvidando que somos más de paralelismos.
Así, remarcando el “adiós”
para desplazar al incauto “me alegro tanto de verte”.

Mejor así.
Mejor desmadejarse de la desnudez
para que todos ignoren donde hincar dientes.
Así, sin dar de ti
e impedir que te conviertan en otro,
uno señuelo de carroñeros.

Mejor así.
Así, sin la estupidez del débil
con porte de fuerte.
Del enamorado
suspirando indiferencias.
Del que odia
atizando abrazos de serpiente.

Mejor así.
Así, de lado,
para no dar con lo peor,
eso que acosa de frente.

jueves, 22 de octubre de 2009

OLVIDANDO

Olvidando.
Se puede si no se encuentra más.
Si en el repaso
retienes menos.
Capacidad para quienes no albergan
lo sentido aunque permanezca en presente.

Sintiendo.
Y en mucho lo lejos que te has ido.
Y en más lo cerca que estás.
Pues te toco tocando lo que ya has tocado.
Pues te huelo oliendo lo que ya has olido.

Olvido.
Y aunque falte
cuando lo haga
su piel se volverá velo
y sus comestibles muecas
cerca del destierro
quedarán burladas
a simples anécdotas.

Contado por boca de mutilado perdedor.

Sentido.
Dárselo cuando el latido se haya vuelto crepuscular.
Cederlo a quien bombeé el nombre de quien ama.
Sin miedos
ésos atados por siempre a la valentía.
Sin muerte
ésa desparejada de la vida.

Olvidado.
Zanjado un acuerdo de amor.
Se tapian años envejecidos
por recuerdos aún sin cumplir.

Siento.
Y no alcanzo a detallarte
no…
Y es que la primera vez que nos miramos
la primera vez…
Tú ya me habías olvidado.

miércoles, 14 de octubre de 2009

ES A TI

Es a ti.
En tiempos de rubor
por quien se ruboriza.
A ti
cuando en altas frecuencias
corta y cambia sin respuesta.

Es a ti.
Lluvia inversa.
La que no moja,
la que no se llora.
A ti
cuando a altas temperaturas
cae la nieve con forma de corcheas.

Estampida de monstruosos frenesíes
bajo camas incólumes
en desvanes precintados
donde el roce,
el no buscado,
enciende bengalas
prende esperanzas
en señal
en alerta
de que uno ansía al otro.
Consumiéndose sin consumar.

Es a ti.
Las paradojas que cojean
como un querer sin querer.
A ti.
Forzando a la luna
a que diga mentiras
como un ya no te quiero
escrito a ciegas
prescrito de la verdad.

Es a ti.
De ti.
Donde la contestación
a qué hizo de malo
se redondea.
Enamorarse
sin consultar al amor.

jueves, 8 de octubre de 2009

LO MALO AL SILENCIO

Lo malo al silencio.
Y cuando no estás
(desolando mis sentidos)
ni me turbo.
Ya no.

No atender el deslizar de tu ausencia
lo hace todo más leve, más breve.
Y que no cese,
que no cese.
Pero te recoges
en un fundido.

Lo malo cuando te apagas.
Es esa ceguera que me salva.
(el instante donde la nada
impregna el aire de su perfume)
para no ver,
ya no,
como te marchas.
Vas
que lo haces
cuando tus besos
parecían quedarse.
Al menos,
parecían querer pintar los míos.

Lo malo,
dices,
viene montado en música.
Lo malo,
insisto,
cabalga en sombras
escupidas por la noche.

Declaro.
Me declaro más de ti
en lo bueno.
Me declaro a ti
en medio de tanta luz imaginada.

No busco el hueco
que alguien haya dejado en ti.
Busco ese espacio
que dé cabida
pero sólo a mí.

(Y sigo relegando
lo malo al silencio)

miércoles, 2 de septiembre de 2009

SABER. QUERER.

Saber de unos.
Querer de otros.

Decirte que más que saber
sólo me bosquejas
como el sol en naranja
cuando camino por el muelle
para mirar
que ya no miras.
Haciéndome nube de mar,
nítida, molecular.

Y escribo en sal
con restos de azúcar.
Para que leas agridulce.

Decirte que más que querer
sólo te acompaño
como estela de un ciclón
que arrasa, arrastra, arranca.
Sólo eso
entre abrazo y beso.
Sólo eso
entre miedo y hueso.

Y así en pendiente, inclinada
para que sepas que el ombligo pesa
permito que tires de lo que comprimo
accedo que despliegues lo doblado en quinientas partes.

Y así tersa aun con marcas,
como las de las manos pero con más pasado,
me dejo a tu cacería
hasta ser un muñeco disecado.

Me rindo a saberte más,
me arriesgo a quererte menos.

jueves, 27 de agosto de 2009

EL ADIÓS QUE SE QUEDA

Se despide sin irse.
Sólo emite un adiós a una parte
la proporcional a lo errado.
La que impide el tambaleo de suelos,
ruegos, aprecios, acuerdos…

Pactar con uno mismo
acaba en el acantilado
donde la espuma es sólo locura.
Locuras en poros instantáneos.

Se despide permaneciendo.
Al menos un brazo, un ojo, una mano
de su lado. El único.
El lugar adecuado no siempre es accesible.
Y las empalizadas ensartan secos corazones.
Y las vallas publicitan su pena
que algunos compran a cambio de compañía
aunque sea la mitad de lo normal.
Lo corriente mejor que nada.

Se despide perdurando.
Como la declaración en un árbol centenario.
Un perenne te amo
hasta la muerte vegetal
mucho después de la tuya
aunque hayas dejado de amar antes.

Se despide inmóvil.
Aunque en la quietud
un soplo la empuje
al costado del que se zafa
como un mimo a hilos.
La deceleración de ímpetus,
el decrecer de impulsos…
Sólo eso aunque sea mucho.

Y es que siempre hay un adiós que se queda.

lunes, 24 de agosto de 2009

MENÚ DEL DÍA

Las vacaciones, parches a la rutina.
Tiritas que al volver se levantan
dejando ver que la cura ha sido temporal.
Tras la costra, la sangre gotea.

Falacias por creer
que descalzos,
pigmentados por soles,
curtidos de sal,
pulverizados por lluvias
somos más libres.
Somos otros
más henchidos de horas
machacadas en sábanas,
toallas, hamacas
y combinados varios.

Las vacaciones se cuecen de improvistos
por lo que lo supuesto queda crudo.
Y aunque adereces, salpimientes,
acompañes o especies
la base dista mucho del sabor buscado.
Recorremos sueños sin asfaltar
por lo que descarrilar, pinchar o saltarse un cambio de sentido
arruina hacerlos realidad.

Una cuenta atrás
donde descontar los propósitos del año nuevo
que ya vacila algo caduco.
Una lista de excesos a crédito
pagados a base de botones que no abotonan,
cremalleras que ya no cuadran
y chaquetas cuyos ojales no dan más de sí.

Y a pesar de eso cuando acaban unas
se planean las próximas
olvidando avispas, mosquitos, polillas…
y pelotas de golf que han podido abrirte la cabeza.
Salivando ante la posibilidad de esquiar
en una montaña de mazapán.

Al final, kilos de risas
que distando de sobrar
equilibran la balanza de la vida.

De menú del día, vacaciones.
Si me dejan, repito.

martes, 28 de julio de 2009

EMPRENDIENDO VIAJES

Emprendemos viajes
permaneciendo en el mismo sitio.
Nunca te has ido
sólo he parpadeado un largo rato.

Son los viajes
llevándote menos que lo que dejas.
No empaquetas ciertas palabras
para que en el regreso sigan siendo las mismas.
No doblas momentos
para que te reciban sin más mundo que tú.

Planificando rutas,
partiendo sin partir.
Es que en cuanto arranques
no podrás repostar.
Lo que te mueve
se hace cada vez más pequeño.
Tu llave de contacto
se queda.
En ese ralentí perfecto.
Donde vibras de risas.

Los puntos de partida
no son nada sin la llegada.
No llegas.
Y es que no quieres llegar.
Sabes que cuando lo hagas
sólo desprenderás olor a viaje.
De lo demás te desenganchaste
antes de abrir la puerta.
De cerrarla
pero no del todo.
Por si quiere
verte marchar
sin irte.
Por si quiere
trazar con la mano un “no te vayas”
y te quedes.

Emprendemos viajes
hacia cualquier dirección
aunque todas en el mismo sentido.
¡Parpadea
que en seguida estoy contigo!

jueves, 23 de julio de 2009

VAYA DONDE VAYA

Le lleva.
Vaya donde vaya.
Y le cuelga del final,
del medio,
del comienzo de sus pensamientos.
Que son miles
amarrados en cientos.

No le deja.
Vaya donde vaya.
Y en los escaparates,
más viéndole a él
que a ella misma,
le cuenta
con un dedo en el cristal
lo que le disgusta
mientras se deja a lo que sucede detrás.
Detrás mejor que frente a ella.

Le amarra.
Vaya donde vaya.
Sea río, mar o montaña.
Y le escribe postales sin sellos,
cartas sin remite,
historias sin títulos.
Mejor que no sepa que le lleva.

No le suelta.
Vaya donde vaya.
Y le dilata,
hasta donde da
¿hasta dónde da el amor?
Y se cala de su olor,
la esencia
donde sólo ahí
puede con todas las alambradas.
Una cerca
que de cerca
saca ojos.

Vaya donde vaya.
Le lleva. Le amarra. No le deja. No le suelta.
Pero él
que no lo sabe
va de turista
por otros mundos
más vestidos,
menos salvajes.

martes, 21 de julio de 2009

COMO VES

No he podido mirar a nadie
desde que te besé.

Incapaz de besar a nadie
desde que mis brazos se descruzan
cada silencio que te acercas.

No me hables de abrazos
si no me olvido de tus ojos.

No nombres unas manos
si mis sueños son tus piernas.

Omite describir cinturas
si me pierdo en tus gestos.

Olvida adorar una voz
si sólo escucho tu piel.

Como ves no ando
si no te sigo.
No me nutro
si no te humedeces los labios.
No respiro
si no me hueles
No lloro si no te ríes.

Como ves no duermo
si no te arropo.
Como ves no vivo
desde que te conozco.
Como ves…
¿Me ves?

Y ella miraba hacia otro lado.
Y ella más que ver, sentía.

viernes, 17 de julio de 2009

LOS HIJOS PERDIDOS

Da comienzo el derrame.
Cerebral, corporal…
El espíritu se corroe,
ennegrece para ya jamás
tornarse a lucir.
Se nubla el paraíso de un golpe seco,
brutal, irreparable, irremediable…

Perder.
Acoplarse a esa pérdida
te desencaja de la vida.
La muerte muerde
y hace suyo lo tuyo.
Desfalca burlando
el sistema de seguridad
más estudiado, blindado, sofisticado.
El sistema tierno de una madre
al ver, no ver a su hijo.

Sé poco de esa pérdida.
Sé poco de perder.
Pero en los ojos de quien pierde
hay un punto profundo
en el que si miras
estallas, te partes, te secas,
te pierdes.
Pero en el cabello de quien pierde
hay mechones de talco
que si hueles
gritas, te doblas, te vacías
te pierdes.

No son más madres las que pierden
pero sí más hijos los perdidos.
Falta el equilibrio.
Comienza el pulso contra la locura.
Le has perdido
y en esa playa
no hay puesto de socorro.

En esa playa
ni las olas vuelven.

Allí sólo estás tú
llorando arena.

martes, 14 de julio de 2009

MIÉNTETE

Nos mentimos para no descolocar las piedras
que nos salvan de caer al río.
Nos mentimos por no decirle a alguien que no le quieres
o que sí pero omitiendo para que no te omita a ti.
La lógica no entra en la cesta del amor.
Nos metemos en bocas de otros
cuando esas bocas suspiran en otras.

No asumes que te has enamorado
por que sabes que no lo asumiría.
Es lo único que sabes y aún así
lo clasificas en suposición.


Nos mentimos para no ahogarnos en verdad.
Si te invade una gran verdad
enseguida aparecen los escoltas de dudas razonables.
Y es que lo tienen más claro que tú.
Y es que dan su vida para que
sigas con la tuya de mentiras.

“Y miéntete a diario.
Miente y di que no me quieres.
Miéntete como haces siempre” Como un mar eterno. Hanna.

Nos mentimos para atenuar la gravedad.
Lo delicado es una exquisitez al alcance de pocos.
Frente a los ojos
la verdad de un te quiero
queda en resto de carmín
a medio camino de los labios.
Y ahí se queda
como el marcador del libro que jamás acabas.

Nos mentimos de lo que somos
para no llegar a serlo.
Lo que somos hace aguas
y los parches de mentira aguantan
pero no tanto.
Al parecer, no tanto.

Nos mentimos
hasta perder el discernir
quien de todos los que te has impuesto ser
habla.
Miénteme.
Quizá así lo que me digas
nunca será lo mejor por decir.
Miéntete.
Quizá así lo que te diga
nunca lo llegues a creer.

jueves, 9 de julio de 2009

PRÉSTAME TUS ALAS

Más.
Llegará un momento en que se pedirán
y no tendrán qué dar.
Por no poder.
Por no querer.
Por no… ¡Qué más da!

Más.
El freno se desgasta
y se recambia para evitar un accidente.
Aún más trágico.
Aún más atroz.
Aún más… ¡Mejor no pensar!

Más.
Y dejan de esperarse.
El “donde” inaccesible.
El “siempre” vedado.
Y con una cruz en sus bocas
se niegan,
se aseguran un cauto arrimarse
aunque la indemnización no cubra el desperfecto.

Más.
Y en una opción etérea
alguien exclama
¡Préstame tus alas!
Préstame…
Y al mirarse las espaldas
uno a la derecha
otro a la izquierda
uno… otro…
Al tiempo, desplegan y suben.
Al tiempo, sólo juntos volando.

Y aunque suave, descienden y se dicen, por última vez,
ya no más.

¡Préstame tus alas!
¡Préstamelas!

lunes, 6 de julio de 2009

POCO

Me siento poco de aquí.
Poco, de este preciso instante mencionado.

A veces, pocas, me he sentido un rato de ti.
Desproporcionado, así fue.
Así, y por poco no te quedas.
Muy poquito y te vas.

Me siento poco del pasado.
A no ser que me sienta en tus labios.
Eso no fue indefinido.
Fue un beso.
Poco pero beso.

Me siento poco hasta que te acercas.
No mucho pero algo.
Cuando la distancia importa.
Y el aire habla por nosotros.
No suspira, no se delata.
Poco, y nos condiciona a su vaivén.

Me siento poco de este mundo.
Muy poco pues, suelo, siempre despertar en otro.
Otro donde su rey ruge amor.
Y se comen palabras.
Y se beben versos.
Y ahí me quieres.
Poco pero me quieres.
Me quieres poco en el mundo donde me siento mucho.

Me siento poco hasta que te atreves.
A llamarme.
Poco pero me llamas.
Y acudo mucho, tanto
que si lo haces de tarde
llego por la mañana.

Me siento poco, nada sin ti.
Mar sin sal, sin olas.
Mar sin mar.
Y me siento de arena,
de polvo,
de más sin tus huellas.

Me siento tan poco
que el espejo, en mi búsqueda,
te halla a ti,
sin nada más que tú.
Tan poco que no sé si soy,
si voy siendo,
si siento,
o si voy sintiendo.
Poco pero siempre a ti.

jueves, 2 de julio de 2009

CUENTOS PARA NO DORMIR

Cuidado, cuidado, cuidado.
Y cuanto más lo piensas, el descuido.
Eso no, eso no, repito no.
Y cuanto más lo aseguras, el sí en toda la frente.
Ni se te ocurra meter los dedos en el enchufe.
Ni hablar de rozar la plancha.
Ni enamorarte de quien no debes.
Y tu padre te salva de la electrocución.
Y tu madre te cura la quemadura.
De lo otro, se recupera uno solito.
A tijeretazo limpio
aunque luego tengas o tengan que arreglarte los trasquilones.

Es parte del proceso.
Aprendemos mejor a base de hostias aleccionadoras.
No seas pesada, no vas a ir a la fiesta.
Y lo eres.
Pesada hasta que te aligeran con un castigo.
Ni a ésta ni a dos más.
Y te jodes tanto que no vuelves a insistir.
No te quiere, ¿eres incapaz de verlo?
Y plantas un árbol de “por qués”.
Y hasta que uno no cae en tu cabeza
no sabes lo que es la gravedad.
Hasta que el chichón crece en forma de tu primera crisis existencial.

Bienvenido a la vida, chaval.
Se jactan quienes se abotonan cada mañana de chascos.
Sí, chascos hasta debajo de las piedras.
Pero siguen construyéndose
como si nada o como si todo.
Hay que ponerse en lo peor,
pensar mal y querer con mil ojos.
Lo contrario es de locos que no evolucionan.
Pero son felices, te chiva algún pirado.

Luego te crecen las etapas como enanitos.
Y gruñes cuando descubres que no sabes más que nadie.
Y sonríes un rato, y al otro moqueas.
Y enmudeces pues lo romántico no le va.
Y tras noches de insomnio impuesto por lo anterior
duermes todo lo que puedes, lo que te dejan y más.

Llega un beso que te despierta tanto
que hasta te parece raro.
Y ahí depende de ti.
Permanecer en la urna de cristal o
saltar y atiborrarte de perdices aunque no te gusten.
Renunciar es ganar algo.

Así que cuidado, cuidado, cuidado,
los cuentos para niños
son escritos por adultos.

jueves, 25 de junio de 2009

A JOSE LUIS RODRIGUEZ ZAPATERO

¡Cómo se puede!
¡Cómo se puede!
Señor José Luís Rodríguez Zapatero
manejar a España
como si fuera un llavero.

Y balancearla
al son, al estruendo de sus torpes,
dubitativos pasos de alguien que calza un treinta y ocho
y su horma es de un cuarenta.
Y que se caiga, un poco más,
o que se rompa del todo
si no lo está ya o a punto de caramelo.
Y si me apura
se la usurpen manos con menos agujeros.
Que hoy en día, todo puede pasar.

¡Cómo se puede!
¡Cómo se puede!
Dormir tranquilo, pernoctar templado
mientras millones de españoles
que esperando directrices,
señales, quizá ya con más fe en extraterrestres
que en su imagen,
no consiguen pegar ojo aún empapando sábanas,
trajes, facturas…
de sudor, de escalofríos por el que vendrá,
por el acróbata devenir.

Baje los precios de ansiolíticos y somníferos
más necesitados en estos tiempos que en otros
pues vale más la pena invertir en sueños
que permanecer despiertos.

Y no se crea que quien suscribe se inclina por alguna ideología
ni diestra ni zurda en estos asuntos
simplemente desespera la realidad
crudita, crudita como una pieza de sashimi.
Que esta crisis ni en tempura se traga
provenga de donde provenga.
El origen poco importa
si la plaga no se controla.

¡Cómo se puede!
¡Cómo se puede!
España cruje de aridez laboral, hipotecaria, monetaria
por hablar de bien material
si me refiero al personal
pásese por algún hogar con el paro como invitado
y cuéntenos, sin permitir que nadie le diga lo que tiene que contar,
si percibe armonía o quejas desafinadas,
certeza o incertidumbre,
seguridad o un enorme abismo.
Y sin tocar otros temas
no menos dramáticos
pero sí de porcelana fina
como terrorismo, sanidad, aborto….
no en plan Pilatos
si no por delicadeza
le sugiero un poco menos de perspectivas
y más actuación, más hechos que recompongan no que aplacen.
Que hará lo que puede
pero como dicen los padres a su hijos,
los profesores a sus alumnos,
si se quiere siempre se puede más.
El poder presiona,
carecer de él también.


Y metida en esta camisa de once varas
que será de fuerza si esto no cambia
me despido de usted
con todo mi protocolo
que de educación sabemos
aunque ahora sirva de poco.

De parte de una más de este montón
cada vez más desmoronado llamado España.

miércoles, 17 de junio de 2009

ATRAPANDO SUEÑOS

Y conserva tus sueños… No puedes saber en qué momento los necesitarás.
Carlos Ruiz Zafón.

Hay probabilidades de que un día te des la vuelta.
Y no te veas como en los tiempos de pupitre y recreos.
Llegarás, metódico
recorriendo lo que dejaste de experimentar.
Y el empirismo, entonces, cobrará sentido.
Filosofarás si fue correcto quedar como amigos
alguna vez que otra.
Haber aceptado antes un contrato que un riesgo.
Haberte ido sin avisar o
avisar antes de entrar.
Empeñarte en conseguir algo
y ya en tus manos, empeñarlo.

Llegarás, analítico
tratando de abrir en canal y diseccionar
las razones por las que elegiste ser esto o aquello.
O si lo hicieron por ti, ese “por tu bien” que te crucifica
a que pocas veces emerjas a la superficie.
La parte más grande del iceberg permanece debajo.
Y ahí, en lo estático, es en donde más vida hay.
Se debe ser más de lo que no se ve.
Lo que no se ve impresiona y sorprende en creciente.

Llegarás a buscar una conexión entre tanto azar.
Un vínculo atrapa sueños,
colgado de tu presente
esperando que lo desenganches del techo
y vislumbres
de alguna de sus frágiles plumas
el poder de transformar el futuro.

Y caerás en que pintaste cada etapa de un color
como un artista afectado de percepción.
Quizá negro por algún desengaño.
Quizá azul por balancearte en un tramo de paz.
Quizá rojo por apasionarte del carmín de una noche.
Y sabrás que siempre bajo el multicolor
queda el blanco.
Libre para tus pinceladas. Sólo tuyas.
Libre contigo mismo que, al fin y al cabo,
es quien aprieta o suelta los grilletes
en cada decisión.

martes, 9 de junio de 2009

REPRESENTANDO EL PLANETA

“En este planeta, los gilipollas están ampliamente representados”. Pat Conroy


Inflados de mutismos.
En la vanguardia comunicativa.
Hoy por ti y mañana por ellos.
No dices.
Prefieres atorarte con observaciones.
Y guardas, desfalcas, usurpas
para destriparlas con alguien que tampoco dice sino bufa.
Autómatas sintomáticos futuristas.
Por decir algo.

Elocuente y perspicaz el que se hace notar.
No es que valga más
es que se ha atrevido a hablar que no balar.
Balando se llega
pero, al igual que todos,
te esquilan.

Nos forjamos reinos donde levantar cetros.
Y apuntar culpables y lloricas.
Que no son más que humanos y sensibles.
Y empalamos a quienes tienen problemas
con un “no te preocupes, no pasa nada” punzante.
Es que lo he leído de alguien (G.R.L.)
a quien también le supura el tajo cuando lo escucha.
Y masca.

Vulgares de marca reluciente.
Por pagar más son más
aunque las pelotillas broten de la etiqueta.
Y en manos de entrenadores personales
fortaleciendo fibras y tripas
mientras les cuelga de flacidez la integridad
que ni con cirugía se retoca.

Los amigos del dinero
le confían su futuro.
Y es proporcional tanto cero
a tan poca palabra
que cuando la fortuna se va
solo te deja un presente desmantelado.

Entonces, mañana se comprime
en un, tan sólo, ¿y ahora qué?

jueves, 4 de junio de 2009

A JAVIER ÁLVAREZ QUERO

Reconstruyendo.
Anna en la brisa.
Anna en las olas.

He leído que de un amor sólo queda el fuselaje.
Entre las aguas amasadas para consumir los cuerpos.

Y el de él, Javier González Quero, ahora se masajea de imposibilidad.
Imposible dos veces.
Sonámbulo que se deja ir y venir.
Habiéndose dejado ya en otro muelle astillado.

Tenían un barco.
Movido a motor de gasolina onírica.
A remos de empeño, ganas, ilusión.
A velas izadas de vida.
Casi la perfección.
Ese casi lo anula todo.
Nada, otra vez, para él.
Para ella, depende de la fe que uno profese.

Sin suficiente naftalina para evitar
que las cientos, miles, millones de preguntas
le apolillen de nuevo.
De nuevo suena a repetición.
Si se reitera una muerte
tras reconstruirte de otra
llámate valiente. Javier.
¡Valiente! Aquí lo grito, lo escribo
por si tus oídos ahora dependen de tus ojos.

Dubai estará más lejos aún de lo que está.
Brasil anidará en ti.
Y al aire, y al mar
les darás la espalda flagelada por látigos de pasado.
Por haberte dado los más grandes e inmensos ratos
para que en cuatro minutos, estos dos elementos,
hayan saqueado tu mitad, tu complemento.
Tus coordenadas a la felicidad.

Anna en la brisa.
Anna en las olas.

Reconstruye esa luna de miel
y dale bocados
cuando te flaqueé el alma.
Este es el mejor pésame que te puedo dar.
Aunque la más correcta condolencia sería estar y permanecer en silencio.

(Y en silencio por los otros doscientos veintisiete sueños desenfocados)

martes, 2 de junio de 2009

RESTANDO

Nos asaltan las dudas
a punta de navaja.
Y a pesar de la presión,
tensión, estrés, descontrol…
Seguimos sopesando,
balanceando, midiendo
si abandonar
si renunciar
si ceder
o
si seguir
si persistir
si permanecer.
Una lista con aciertos o desaciertos
desbarajusta lo razonable.

Nos desvalijan las opciones
para que quede espacio entre ellas.
Y te lo pienses
caviles
madures.
De lo contrario les quitarías el aire a ellos
a los que saben, por su bien,
confundiendo pronombres,
lo que les costó
que llegaras donde estás.

Se resta importancia a que tus gritos
sean un simple hilo de voz,
tus ademanes, un pedir auxilio ininteligible,
tus frases, galimatías comatosos.

Se le resta porque una división,
escisión,
ruptura
les partiría ese sueño
que tanto les costó que vivieras.

Sumar que tu alma cuelga de un gancho del matadero
o que tu cuerpo no soporta más verticales
o que tu cabeza deambula sin sus sentidos
no ves
no oyes
no tocas
no hueles
no escuchas
sería multiplicar su responsabilidad por cero
y la tuya elevarla a la máxima potencia.

Se da pie a lo sensato.
Lo reflexivo.
La prudencia aunque seas más de letras.
La moderación que asoma entre todo o nada.
Siempre más de todo
y te has quedado en nada,
con nada,
entre nada.
Sin nada.

martes, 26 de mayo de 2009

SI ES LO QUE QUIERES

Hoy te he visto más pequeña.
Lo sé, todo te viene grande.
Te sobra falda y esa pose de que nada te afecta.
¿Nada?
¿O todo te ha superado?
Si es lo que quieres
ya no te velo.
Si es lo que quieres
ya no te mimo.

Te baila la indiferencia.
¿Acaso te he descuidado?
¿Acaso te he dejado de nombrar?

Y continúas dislocándote cuando me acerco.
Crepitas tronando cielos.
Retumban los charcos de mayo
cuando los pisas en diciembre.
¿Qué te duele niña de sol?
¿Será que el viento te tizna de melancolía?

Hoy paseas demacrada por la enormidad de lo que has creado.
Y te descarnas siendo más nacárea de lo común.
Habituada a las tortuosas calles,
te extraña la longitud sin quiebros.
Los escaparates se tintan,
y los toldos se recogen como abanicos en invierno.
Si es lo que quieres
ya no te sigo.
Si es lo que quieres
ya no te abrigo.

La holgura de lo que antes se ceñía.
Las mangas ahuecadas con más planes por soterrar.

Me atiendes. Me nombras.
Y no me duele, me agota.

Y si es lo que deseo
no preguntes
no condiciones
suelta sin más,
te quiero.

miércoles, 20 de mayo de 2009

HASTA AQUÍ

Nos conocemos hasta un punto.
Hasta aquí.
Más podría llegar a ser arrogante
si no has dado aprobación.
Permitir ojear el fondo
puede volverte cobarde.
La superficie criba entre las buenas y malas maneras.
Potenciando las primeras.
Cara simpática,
corazón agujereado.
Ojos claros,
intenciones sombrías.

Nos conocemos y punto.
Se acabó que me cuentes lo que te inquieta.
Me pesa el hombro de tantas quejas.
Y no son tantas sino magnificadas
mientras achicamos el cariño estancado.

Nos conocemos.
Y a través de la vidriera que nos desproporciona
posas la palma de tu mano.
Abarcarías la mía, las dos en una tuya.
Todo mi cuerpo en tu torso.
Un cristal, la barrera.
Una circunstancia a prueba de balas.
Y mediante la mímica
te pido
ven otra vez
grito
rompe esta transparencia
y arrodillándome
suplico clemencia,
y exhorto ese beso que expira en nuestras carteras.

Hasta aquí.
Y marcas por donde seguir.
No mires, deja de buscar, no inquietes al destino.

Más allá de hasta aquí.
Me ves, me encuentras.
Y me regalas un vale por un viaje a donde yo quiera.
Y sé donde quiero ir
pero tú has vuelto a puntualizar,
hasta aquí.

Y aquí me quedo
con ese vale por un viaje a donde yo quiera ya caducado.

martes, 12 de mayo de 2009

UN. DOS, TRES...CIEN.

Son sonrisas.
Al fin y al cabo lo son.
Aún enviadas desde la otra punta.
Aunque en la otra punta esperes tú.
Esperar, sostener, racionar.
Concienciarte a contar para que se esconda.
Un, dos, tres….cien.
Y mientras te acercas a sus hábitos,
se zafa de tu intuición.
Frío. Gélido. Hielo.

Sin dar con el tono adecuado.
Traicionas al arte.
Componer, pintar, esculpir…
Cualquier cosa en base a una misma idea.
La de vengarse de quien coloca cemento en los pies.
No puedes lo que quieres.
Ya tienes tu vida hecha.
O en pedazos, rezas.
Imposible. Sólo hay que borrar el “im”. Fácil.
Pero le encuentras en la parte de arriba.
Arriba de todo donde reposa la imaginación.
Templado.

¡Te atrapé!
Y quizá ha sido al revés.
Quizá quien ha numerado encuentros,
contabilizado noches, puentes, bancos,
canciones, bombeos exagerados…
Haya sido, sea quien respira detrás de la cortina.
Caliente. Hierve. Te quemas.

Cien, noventa y nueve, noventa y ocho….
Y tramas irte no sin antes perfilar un beso en sus labios.
Toma.
Y es que te vas de su vida,
descolocada al proponerle un rato de escondite.
….uno.
¡Voy!
Y ya te has ido.
Y allí nunca te buscará.

Caliente. Templado. Y siempre frío.

viernes, 8 de mayo de 2009

COLUMPIÁNDOSE EN UNA ESTRELLA

He leído que batallamos por columpiarnos en estrellas.
Un balanceo escogido por nosotros.
Vas y vienes.
Impulsada por las ganas de saber a qué sabe la luna.
Inspirada por quien prefiere que se lo describas.
Cuéntame. Carcajea la brisa cuando la atraviesas.
Y traviesa te enreda las pestañas.
Y como no pesas más que una pulga
al inclinarte hacia detrás quien te vela
sopla para que prosigas tu viaje.

Y yendo y viniendo sin querer
le das una patada a un globo naranja que pasaba por allí.
Y antes de salir despedido se posa,
se desinfla un poquito y suspira.
Baja. A alguien le importas.
La curiosidad tira de tus dedos.
Quien. Quien. Quien.
Y el eco se hace gota.
Y la gota rompe en una cara.
En un rostro agotado que alza la vista.
A mí.

Y el trepidante astrónomo
no desiste en descolgar al ángel del columpio.
Y las cuerdas se debilitan al quinto “a mí”.
Vas y vienes.
Esquivando el mensaje.
Detrás cuando vas.
Delante al venir.
Y suspendido, presa del vértigo
se agarra a tu tobillo.
Rasgando tus ataduras al cielo
se deslizan trazando zetas.
Ze tas.
Hasta caer, con cuidado, en los brazos
de quien la empujó a lo más alto.
A columpiarse en una estrella.

miércoles, 6 de mayo de 2009

DE REPENTE

De repente, se acerca.
Cerca, cerca.
Se acorta la vida.
Y el espacio al que se obligaron.

De repente, suave.
Suave, suave.
Como un cuerpo recién levantado.
Y trenzando sus meñiques, y piernas,
y un nada de nada cada vez más incierto.

De repente, muy suyo.
Mío, mío.
En lo permitido fuera de lo restringido.
Las vocales más abiertas,
las consonantes chirrían.
Se lo dice o se lo cuenta.
Admitiendo su adicción se descubre.
Se expresa sin conjunciones.
Las pausas, extraditadas para quien no lo tiene claro.

De repente, mira.
Veo, te veo, te sueño.
Un poco más y te quiero.
Y en la tendencia a jugar
todo se vuelve más serio.
Miedo, miedo.
Como el no volverse a ver.
Si me fuera.
Si te fueras… Entonces, el temblor.

De repente, prisa.
Deprisa, corre, trota.
No se vaya a ir
sin que sepa.
Saber, sabor.
Coge, ten, toma.
Me doy, te doy.
De ti.
Siempre de ti.

De repente, el amor.
Pasa, aturde, se exalta.
Hablan, comentan y retoman
lo que aguarda entre puntos suspensivos.
¿Te has enamorado?
De repente, no hace falta contestar.
Contesta. Se acerca. Suave. Muy suyo. Mira y sin prisa.
Sí. De ti.

lunes, 4 de mayo de 2009

EL DÍA DE MI MADRE

Son las peores horas de su vida
aunque quizá gracias a ellas se salve. Se cure.
Parece que la ironía se anquilosa en estas historias enfermas.
Son los casos en los que el veneno ataca sin llegarte a matar,
aunque te quite gran parte de lo que eras.

Tan preciosa como todas las madres.
De melena lacia y oscura a la que agarrarte para que no te lleve la malvada ola.
Tanta reverberación de olas malas, ahora me parecen buenas, leves.

Una hormiguilla
de las que se quitan de todo para que no nos falte de nada,
de las que ante un corte de luz
despierta al sol de madrugada.
La emergencia más justificada del mundo,
el amor de una madre por su hijo.

Y me enredo entre conjugaciones verbales y dudas.
La ignorancia de cobijar un parásito cierto tiempo.
Saber que dejas de ser la misma pues el pelo se engancha a los nudillos
y el estómago no cuenta contigo.
Y el porvenir con el vientre hinchado de tanta prepotencia.
Sólo lo sabe él y se ríe de nuestra incertidumbre.

Y ese día, cuando te informan de que albergas algo que no quieres
es cuando decides que debías haber pedido más y dado menos.
Empiezas a respetar a los adverbios de cantidad que indefinen
lo que tenías que haber hecho, hacer o lo que harás aunque siempre más.

Ella, entonces, aparta el café para los que quieran seguir despiertos
mientras se apoya en quien se apoyará.
Ella me sonríe asustada,
me asusto por sonreír
y es que ha dejado de oler a pan
y su piel ya no es canela.

Hoy es el día de mi madre
pues lo ha sido, lo es, lo será siempre.
Hoy le han dicho que tiene que volver a empezar.
Y este comienzo de tres vuelve a ser duro.
El desarrollo con giros tremendos,
de los que te pueden levantar de la butaca.
Pero al final, seguro, se llevará el oscar
aunque sólo ella sepa, guarde y no olvide
lo que fue su recorrido por esta brutal alfombra que le extendió la vida.

Te quiero, mamá.

martes, 21 de abril de 2009

NUESTROS TIEMPOS

Nos apartamos de lo que daña.
Ahora somos tres. Tú, yo y mi miedo.
En la aduana del querer
a veces, se mira donde no se debe.
Es el compartimento secreto que explica por qué si se acerca te contraes.
Te das, das, das.
Contra la pared de lo que no querías ver.
Deshidratada por no beber más a menudo de lo mejor.

No son buenos tiempos para los soñadores. (Amelié)
La realidad ha formado filas
y vestida de impecable uniforme ataca por cualquier banda.
Apunta y dispara.
Y a pesar de atrincherarte
la alambrada hilada a base de sueños
se desmorona.
La fragilidad no entiende de imposiciones.
Te imponen, incriminan, atribuyen desbandadas que son tus clavos candentes.
Y las ilusiones, en vez de rendirse, buscan aliados.

Asociarse con quien no te oponga resistencia.
Despeje tus sonrisas nubladas.
Te mire aunque no te vea.
Te diga que puedes con todo y mucho más.
Comprenda y no ponga en duda los abrazos que tanto asustan.
Mostrar afecto puede malinterpretar la postura de quien lo recibe.
Son mensajes tan simples como un te adoro, sin más tuercas.
Descifrarlo lo complica y aunque insistas en que no hay más revés
habrá quien insista en publicarlo como slogan de sus falacias.

No es buena época para los idealistas.
Marcar el lugar del hasta donde se puede llegar es tarea de los más empíricos.
De los más petulantes artificieros de parecer lo que no son, de hacerte parecer lo que no eres.
Los ideales se apagan, bajan el telón de la función suspendida por ausencia de elenco.
Recitar entre abucheos mella.
Inclinarse ante bárbaros de butaca les aventaja.

Mirar de refilón al precipicio.
Buscar a los amigos que no temen tus temores.
Volcarte en los que menos ves y más te aprecian.
En los que menos preguntan y más saben.
Decir que no olvidas a quien no puedes olvidar.
Quitarle pegas a quien las pone.
Desgastarte de risa.
Así, quizá haremos nuestros los impresionables tiempos.

miércoles, 15 de abril de 2009

LIMITACIONES

Torcemos si el muro nos impide continuar.
Fintamos si el contrincante es descomunal.
Aunque lo sea por unos centímetros.

He leído en alguna parte
que hasta una mota de polvo desprende vanidad.
Es el exceso de confianza de muchos
rebajando a otros menos iguales.
Propasarse enaltece al que abusa.
Abusa quien evita cualquier objeción.
No se objeta pues se aviva la agresividad.
Y ahí la dignidad, diminuta, jamás da con su playa.

Quien camina cabizbajo estudia el suelo donde pisa
y aún así resbala, tropieza, cae.
Quizá no levante cabeza por el codo que presiona su nuca.
Dicen que bajo presión se espabila.
Digo que se explosiona y en esa rifa de entrañas hay para muchos.

Viramos si damos con las tres diferencias en una mirada conocida.
Odio, desprecio, repulsa manchan el iris pardo, azul o verde.

También he leído que el perdón se otorga aunque germina en venganza.
El que lo pide se expone a una lenta lapidación pensándose expiado.
Cuestionar la autenticidad limita la de uno mismo.
Las fronteras nos enfrentan.
Confrontan extremos aún partiendo todos del mismo sitio
cerca del latido de un corazón.

Aconsejan que filtremos pero hay insultos que no caben por el embudo de diámetro infinito.
Tergiversar una mala intención es darle un toque de realismo.

Una vez pensé en apearme de toda esta jauría.
Descodificarme de tantos ceros y unos
cuando alguien tan cercano como para no fijarme
me dijo:
- no me tienes que pedir perdón.

Y aunque mucho más grande que yo le abracé sin pensar
quien de los dos había sido más vanidoso.
Él por no creer necesitar.
Yo por necesitar creer en él.

viernes, 27 de marzo de 2009

ELLA

Ella.
Puesta en marcha.
Dispuesta a desajustar la correa que lacera el cuello.
Agachada,
pasea entre las piernas con espinas.
Y tararea la melodía que la devuelve a cada golpe,
a cada nota, a tierras verdes.
Do.
Doblegan los machos a sus hembras plumadas.
Re.
Remontan las gaviotas olas fluviales.
Mi.
Mimando las sílabas compone un poema sobre un sombrero.

Ella.
Boca arriba arrima preguntas a las nubes.
Boca abajo atrajo los sueños de las hormigas.
En pie,
salta a la comba explotando pompas
y entona la canción a su manera.
Fa.
Fábulas con moralejas acartonadas por la madurez.
Sol.
Soles girando en las mejillas crepusculares.
La.
Laterales sibilinos de uñas afiladas.

Ella.
Tabicando allí donde las zarzas trepan,
donde las zarpas tejen cojines con piel.
Encorvada,
se apoya en el bastón cojo
y musita una vieja canción.
Si.
Sita en la mecedora que sujeta y suelta, suelta y sujeta.
Do.
Domina, como a una madeja, a quien quiera saber si fue feliz.

Ella.
Prefiere una partitura
a su nombre en la tumba.
Así, todo el que la visita canta.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Tú.
El que habita tras la pared.
No me había fijado que te sobran pantalones y silencios.
Sobretodo omisiones.
Hola.
Te he dicho hola.
Y en vez de alzar el periódico
ocultas la libreta de direcciones que no tomaste.
Al norte, el barco por terminar
flota en la hierba anidando caracoles.
Al sur, el olivar sembrado
espera que le animes a crecer.

Tú.
La brújula se dispara.
Demasiados lugares marcados en mapas.
Sin ceñirte a ninguno,
la superficialidad asegura tu ruta.
Acaba algo.
Te he dicho que termines algo.
Y arrancas ese trozo de piel
que no te sobra pero tampoco te falta.

Tú.
Sólo has llorado dos veces.
Ante mí, dos.
Descuelgo la lágrima de tu barbilla
y me hidrato los labios con ella.
La sequía tras haber hablado de más.
Olvida enero y febrero.
Te he dicho que los olvides.
La primavera me ha regalado un pañuelo
que convierte egoísmo en generosidad.

Tú.
Me quieres más allá que yo.
Yo quise más allá de ti.
No me había fijado que en vez de pan
rebanas lecciones a aprender.
Hoy toca plantar los pies en la tierra.
Mañana destronarme del país donde todo es posible.
Y ayer testigo de la masiva tala de fantasías.

Tú.
Ordenando la vida de principio a fin.
Y en medio que me tenías.
Te he dicho que me tenías.
Y me podías haber retenido
si en tu afán por recolocar hubiera sido esa pieza que buscabas.
Que buscas y hallarás pero no de mi color, ni tamaño.
Y acabado el puzzle
seguiré inmersa en el autoblanco
que abandoné cuando te conocí.
Quizá el azar nos amarre a la orilla intranquila donde antes hacíamos pie.

Y tú.
Escriba inconformista con las leyes ególatras.
Gracias por guiarme en paralelo a mi ombligo
y adentrarme en una perpendicular donde los demás
son enormes puntos de partida para grandes historias.
Te he dicho y repetido, muchas gracias.

martes, 24 de marzo de 2009

YA NO

Lo nota.
Ha notado el desvío.
Ya no perfila letras en su nuca más desnuda que antes.
Ya no le engancha en su cadera para protegerle del caos.

Lo advierte.
Su vida ha dado un vuelco.
El vuelco estudiado girando en contra del sol.
Espeluznante tiovivo para arañas sin más causa que buscar una para comer.
Ya no recorre sus piernas como si fueran obras de arte.
Ya no le alza a su espalda par acariciar la barbilla a la luna.

Lo apunta.
Y petrificada como una estatua salina se lo vuelve a pensar.
Ir más allá. Lo ha leído y, de un tajo, el cordón umbilical al cesto de las cosas
que limitan, que coartan.
Lo ha leído de alguien que revisa lo escrito.
El revisor de pespuntadas historias.
Pasando lista a los términos bien situados.
Castigando a los anárquicos a portar libros hasta que se comporten.
Filtrando lo explicativo se depura el esqueleto de imperfecciones.


Lo siente.
Lamenta haberse dejado contagiar de imposibles.
Imposible el florecer de un almendro en enero.
Imposible el devolver un te quiero por llevar la tara de ser de verdad.
Improbable el curar la alergia al cariño.

Ya no resopla al contacto.
Ya no espera al principio de la escalera.

Lo percibe y desde más allá regresa para decirle
que aún le necesita cerca.
Peldaño a peldaño
baja por donde no debió subir.

Argumentar, como diría el menudo inspector de cuentos, no hace falta.
Ya no.

miércoles, 18 de marzo de 2009

AYUDAR

Cuando se estrechan las vías de escape,
se retuerce el pescuezo,
se troquela el aire hasta que falta.
Oprime lo que dejas de contar,
lo que desplazas hasta otro momento que sea nunca.
Se trenzan los intestinos hasta escurrir lo que sobra.

Cuando los atajos se hacen intransitables,
los rasguños son ventanas a tus huesos
como túneles en carne viva contrayéndose a cada soplo hiriente.

Tiras de reservas
si en tu despensa no hay más que baldas
marcadas con el óxido de lo que hubo.
Y lijas levantando la pintura.
Y limas la costra corrosiva para dar con lo que eras.

Demasiados fraudes en encuentros corrompibles.
No entrar por los ojos sella interiorizar.
Que alguien te dé mala espina, escama.
Y aunque vibren los estómagos,
más obligaciones harían estragos en la ajetreada paz de tus hábitos.

Cuando convergen las dificultades en una sola
se inclina todo resbalando hacia ti.
Y de protector abusas de la sonrisa
como un llamativo neón, inagotable.
Y aunque su zumbido indique un estallar inminente
se preocupan más de no ser pasto de mosquitos.

Cuando tu destino como autoestopista es dar con ayuda
el volante no gira, ni los ojos, ni los pies…
Pedir ayuda traumatiza el trayecto.
Obtenerla es que a alguien no le importa llegar tarde.

- Siento haber irrumpido en tu vida de esta manera.
- No importa, quizás si no lo haces hubiera atropellado a alguien.

A veces, quien suplica auxilio no es siempre quien más lo necesita.

jueves, 12 de marzo de 2009

ALGO DE LUZ

Hay pocos que entiendan de fragilidad.
Muchos menos que desfiguren la sobriedad
de ese instante atrozmente delicado.

Somos héroes adormecidos por la soberbia,
por no saber o negarse a perdonar.
El poder de absolver, a veces, enajena y no apacigua.

Somos titanes cuando se trata de claudicar sin mirar atrás.
Impulsamos olas de despropósitos arrasando oportunidades.
Estamos solos en eso de mantener la espuma en nuestras orillas.

Hay pocos capaces de descomponer un error en dos.
Muchos menos que ensaquen la mitad demoledora
para conducirla al amurallado país del borrón y cuenta nueva.

Somos expertos de la imperfección.
Damos con una minucia de astilla en la inmensidad de la belleza.
Y señalamos a quien la clava en las profundidades del arenal.

Somos torturas para los que se cubren de temblor.
Damos coba a quienes se lavan la boca con burlas anti caries.
Y arrancamos las anginas de quienes sólo les queda un “no puedo más”.

Hay pocos predicadores de la empatía.
Muchos menos que la practiquen.
Una secta sin ánimo de lucro, sin futuro alguno.

Hay pocos cobradores de risas.
Muchos menos hipotecados al cariño.
Eso no cuenta en el vaivén bursátil.

Somos huraños ante el afecto.
Tacaños al compartir “momentos contigo”.

Aunque hoy, ahora, mientras me despejo de tanta realidad,
te diría que pagaría por volver a verte sonreír.

Y es que, a pesar de lo que somos, en lo que nos convertimos o convierten,
siempre necesitamos algo de luz.
Y desglosar esa factura no cuesta nada.

SOMOS OTROS

Somos otros a extramuros de las poses.
Otros castigados por enroscarnos en costumbres.
Las mismas que nos parodiaban antes de lacrarnos con nombres.

Somos otros encarnados en las veces que nos gustaría,
en las noches vacías de luna, en los días donde la claridad se apropia de nuestras sombras.

Otros enfrentados entre cuatro paredes a la esencia de lo que vendrá.
Que vendrá tal y como lo desdibujemos de los deslenguados que nos rigen y guían atados a la correa del interés.

Somos otros, más como niños y sus pataletas
cuando no obtienen lo que desesperan tener.
Y ya en nuestro poder, pese a quien pese, no sirven aunque la piruleta cruja en su envoltorio.

Otros, más inconformistas para incordiar a quienes embuten pensamientos
en mentes influenciables, carentes de influjos propios y absortos en verborreas más vitales.

Somos otros encarcelados en ilusiones que intentamos robar a un escapista.
Otros, agitando un mundo sellado a nuestros miedos.
Las fobias marcan el territorio de la muerte. Olisquea y, por instinto, caza.

Somos otros en el arrabal del amor.
Donde embadurnarnos con el barro de las conquistas fallidas.
Donde electrocutarnos por ser cautivos de lo prohibido.
Otros, convencidos de que un para siempre es literal y no colateral.

Somos otros desparasitando un te quiero de los rodeos dados.
Y ahí dejas de ser otro.
Ahí eres tú.

DISCREPANCIAS

Aseguran los sabios de salón
que si se muestra catastrófico,
si se enjaula en moderadas distancias
es que ha entrado en ti.

Insisten en que si demuestra aprecio medido en pulgadas,
si hay más párpado que iris, más displicencia que atenciones
sueña despierto contigo.

Y en la aprensión ante una comicidad conocida
ironizas ese argumento para no pasar de insomne circunstancial a crónica.

Y con enorme pragmatismo alzas la barbilla
para que las lágrimas regresen a los ojos.
Ahí la verdad cristaliza y atraviesa.

Analizan los puristas de las relaciones
cada desaire como un acercamiento del más inseguro.
Alquimia para los más cándidos.
Si destila tirria va a ser que no le importas. Sin más.

Disparatan los altruistas de esperanzas
que una indiferencia es asomo de consistencia
y en eso, en su reverso
no es más que un olvídate ya.

Y en un espasmo de coherencia se segregan
la falacia de la virtuosa exactitud.

Y colapsada de tanta aportación
corre a los pies del gran canalla gritando:
- Ya sé que no me quieres.

El gigante despliega sus alas.
- Esperaba que tú lo hicieras primero.

DESMONTANDO ALMAS

Se ha vuelto inerte,
ausente al contacto.
Alude parsimonia
mientras su pulso discrepa.

Despreciar le devuelve a la postura
que lamentarán sus tendones
y quienes le presten atención.

Sin advertir que colgaría el entusiasmo
de un gancho candente
cogió el petate de respuestas
y huyó de ávidos interrogatorios.

Ofuscando al más orientado,
desquiciando al más justo
se levantó antes del veredicto
que le exculpaba por resollar con tedio,
por hipnotizar con abulia.

Aburrido de deshojar la misma flor
la colocó en su lugar
y, sin importarle la trascendencia del gesto
(la flor envejeció siendo aún niña),
desertizó de magia todos los parajes que transitó.

Desviviéndose por arreciar catastróficos desdenes
encerró un corazón en una caja de clavos.
Y a merced de un medido movimiento
alguien se postró lívido tocando fondo.

Así subsiste este metódico ilusionista
apuntalando almas en declive.
Ánimas desmontadas
por participar en el ardid de dar a cambio de nada.

Y el prestidigitador será feliz pues siempre hallará
a quien sugestionar para desinteresarse más tarde y
marcharse por cualquier esquina despistada.

El trato tras todos sus trucos.

NO ES AMOR

Hay algo que no ha contado.
Hay algo que se le ha escapado mientras se agarraba a su abrigo con furia.

Pueden pasear y lo hacen por diferentes aceras.
No se tocan, no vayan a enamorarse.
No se miran, no vayan a encontrarse.
Y espalda contra espalda
acarician un quizá siempre no sea así.

Sacó del bolsillo un puñado de besos
y los dejó escapar calle abajo.
Se endurecían por no darlos.
Rancios no descolocan tripas.
Y él, buscando una casualidad
la recogió apoyada en la fuente al final de una calle.
Saboreándola en clandestinidad.

No es amor, sentencia quien nació de las estrellas.
En el amor no se duda, se avanza.
Y se entumeció al reconocerle siempre en el mismo sitio.
Y más al verse ella delante de él.

Hay algo que se guarda.
Hay algo que no expresa para no afrontar.

Si no es de decir anota lo que hace.
Si no es de callar memoriza algo de lo que dice.

Pueden reír y lo hacen por debajo del mantel.
No se abrazan, no vayan a engancharse.
No se sinceran, no vayan a quererse.
Y nuca con barbilla
se apoyan en las manos oportunistas,
de quienes se pegan a sus caras
sin permitir que el giro les haga cómplices.

No es amor, grita el público.
Quizá lo empiece a ser, apunta el narrador.

AL MENOS

Al menos, se mantienen cerca.
Al menos, no han cuadriculado sus carismas.
Saben que el viento no les custodiará por mucho tiempo.
Saben que el tiempo les manejará a tragos.
Y en su brindis,
hoy por él,
no sabe para cuando por ella.

Al menos, no se han perdido del todo.
Al menos, reconocen sus contornos.
Saben que el reincidir cuelga de sus armarios sin llegar a apolillarse.
Saben que sus colores se obtienen a base de mezclas.
Y en su textura
le ha pintado de azul
y a ella de gris.

Al menos, se conceden ratos.
Al menos, acordaron quebrantar pasos restringidos.
Y banalizar que tras sus conductas residuales
despuntan evidencias de que no son sólo posos.
Levantaron la fina lámina de revelarse más vulnerables por sí solos
que agarrados de la mano.
Y en un pronto visceral taparon la visión de entroncarse en un único camino.

Bajo la solapa del sólo me esclavizaría a la libertad.
Bajo el sedoso pañuelo del ya anduve sometida al no poder.
Olvidan en el asiento de atrás de la vida
lo que por un kilómetro nocturno echaron al maletero
con la convicción de no desembalar hasta el desenlace.

Al menos, intercambiaron algo de ellos en los preliminares.
Al menos, al mirarse el aire no se divide y sube.

TRAS LA MIRILLA

Saber lo que ya sabías no deja indiferente si te lo cuenta quien no sabe o no debería saber.

Luchar por no desayunar con la pereza,
ducharte con la esponja del optimismo
y peinarte de espinas es lo aconsejable.
Y al sugerir no le afecta la crisis,
este trance de bolas de cristal llenas de humo.

Rachas disculpadas
pues a pesar de entrometerse, de apropiarse de credibilidad,
de dibujar un cero en tu sien…
cuando se va te amparas en la crudeza.
La que te llevará a erguirte en la curva por la que asomas.

Pierdes peso por no contrarrestar la emoción.
Lo ganas cuando comes mentiras entre horas.

Escuchas la parte no barajada por ti
y lo deformado se amolda a lo real.
Lo real apilado en el desguace de lo que te disgusta.
Aflige ver a las ratas acorralando a la verdad,
usándola de trampolín hasta alcanzar tu yugular.

Varada en la playa de la ambigüedad
alguien te incita a decantarte por lo mismo.

Ahora lo drástico enmohecería la armónica torre donde te has retirado.
Ahora plantarse de una pieza sería desmoronar el mecano armado a conciencia sin tragarte ni un tornillo.
Guarecerse en lo mismo puede reflejar indolencia.
Fuera de lo mismo las furias arañan las calles hasta dar con tu puerta.

Y es tras la mirilla donde sólo tú puedes hacer que no sea lo mismo.
Aunque quedes de muesca en una pata del sofá.

LOCOS

A veces, no se sabe explicar.
Las ocurrencias no siempre acuden con resplandor.
Y el resplandor, ocasionalmente, centellea locura.

Las noticias retuercen los cuellos para jamás volver a ver
que hay quien es capaz de llegar a eso.
Si uno lo es los demás no dejan de serlo,
los demás andamos trampeando el extremo de la cordura
para jamás ser acusados de locos
aunque sisemos un poco de allá para excusarnos de algo cometido acá.

Los locos aprecian un momento de lucidez.
Los lúcidos levantan alfombras para acumular sus excentricidades.

Graduamos la demencia para matizar la causa de un acto.
Falta leve al loco de amor.
Falta grave al que viola por placer.
Falta imperdonable al que mata para que otros no puedan amar más.
Y deberíamos ser más severos a la hora de graduar la moralidad
en vez de poner en huelga nuestro remunerado juicio.

Las camisas de fuerza son para los encerrados,
los que andan sueltos las bordan con sus iniciales.

La sensatez espera la extremaunción.

A veces, se aturulla al expresar.
La idea es alegrar al desprevenido,
al que se encoje ante un roce,
al que duda de un te adoro,
al que le da por prescindir de todo,
al que le pone una cruz a lo espontáneo.
Este tipo de locuras nunca sobran.

Y no es menos loco el que cree no estarlo.
Y no lo es más el que ni lo sabe.

PIEDRAS EN LOS PIES

Si hay recelo el riesgo se anula.

Se restringen las pretensiones de saber algo más.
Y aún en uso de la sutileza no sin gracia
el momento, se enoja, aplastante con un no te incumbe.
Y te atañe pues el escéptico te convenció para endiosarle.
Y ahora, sin pedestal, parece tan inferior como tú.
Los ídolos sin adeptos no se sostienen, insisto.

Sale impune pues no hay ataque.
Y aún sobrepasando tus lindes
expoliando tus ingenuidades, tus quizás…
Se viste para la ocasión
mientras tú la has buscado todo el tiempo desnuda.

No hay resentimiento aunque la desazón
advierte que se va a tomar su tiempo.
Y te sigue en bata y zapatillas
para cobrar todo lo que le has pedido a crédito.
Y te escondes de los que van a sonsacar,
los que van a apurar la miga de alegría
por la que calibras el olvidar o no.

Si indagas corres el riesgo de acertar.
Si aciertas puedes perderlo todo.

Atenúas la simpatía por vengarte.
La venganza sin malicia
no funciona ni con agravantes.
Y desistes en obstinarte por algo laberíntico.
Tu resistencia se gradúa hasta la docilidad.

Si no hay nada qué hacer
lo ves pasar sin quedarte recuerdo alguno para ti.

Y alguien iza por ti la bandera blanca de los no correspondidos, por los que no piden recompensa si son capturados.

BANDERA BLANCA

Si hay recelo el riesgo se anula.

Se restringen las pretensiones de saber algo más.
Y aún en uso de la sutileza no sin gracia
el momento, se enoja, aplastante con un no te incumbe.
Y te atañe pues el escéptico te convenció para endiosarle.
Y ahora, sin pedestal, parece tan inferior como tú.
Los ídolos sin adeptos no se sostienen, insisto.

Sale impune pues no hay ataque.
Y aún sobrepasando tus lindes
expoliando tus ingenuidades, tus quizás…
Se viste para la ocasión
mientras tú la has buscado todo el tiempo desnuda.

No hay resentimiento aunque la desazón
advierte que se va a tomar su tiempo.
Y te sigue en bata y zapatillas
para cobrar todo lo que le has pedido a crédito.
Y te escondes de los que van a sonsacar,
los que van a apurar la miga de alegría
por la que calibras el olvidar o no.

Si indagas corres el riesgo de acertar.
Si aciertas puedes perderlo todo.

Atenúas la simpatía por vengarte.
La venganza sin malicia
no funciona ni con agravantes.
Y desistes en obstinarte por algo laberíntico.
Tu resistencia se gradúa hasta la docilidad.

Si no hay nada qué hacer
lo ves pasar sin quedarte recuerdo alguno para ti.

Y alguien iza por ti la bandera blanca de los no correspondidos, por los que no piden recompensa si son capturados.

A MI QUERIDO DESCONOCIDO

No ha pasado ni un segundo eléctrico que no haya pensado en ti.
Sé que andas por ahí colocando todo lo que desarmo.
Que no te conozca no significa que no te imagine.
Siempre pensando. A veces, muchas, dudando.
Con un color de ojos imposible de definir pues cambia dependiendo a quien mires.
Conmigo son castaños. Lo sé.

Sé también que te gustó que te diera dos besos en vez de la mano cuando nos encontramos en el parque por donde solíamos pasear cada uno por un polo.
Tú siempre con un abrigo azul y yo con un vestido de flores blancas y rojas de las que salen de manos de artista sin saber de qué clase son.
Tú invernal, yo cada vez más estival.
Fueron dos besos buenos, de los que se quedan aunque no se den.

Acierto si digo que te encantó el sonido de mi risa al que no abriste la puerta por miedo a que te asaltara.
Y me quedé en el rellano unas cuantas horas hasta que se te pasara el susto. Hasta que me cansé.
Por un momento tuvimos la mano en la misma barandilla pero me solté y tú te agarraste para no caer.

Dijiste, garabateando en un folio, que desde que me habías visto en ese tren al que no subiste, sabías que era el amor de tu vida.
Y me alejé sin saber que acabaríamos los dos en el mismo lugar.
Un lugar sin esquinas al que doblamos sus calles buscándonos sin éxito.

Nos hemos cruzado tantas veces que llego a distinguir entre otros ese andar tuyo de pasos gigantes a quienes tu sombra no es capaz de alcanzar.
Y a pesar de tirar con fuerza de ella, siempre vuelve a ti.
Es la dependencia que yo tengo a no encontrarte.

Recuerdo que un día te acaricié la cara.
He escuchado que es el juego favorito del aire y, a veces, se posa y otras prosigue para dar con el tacto adecuado.
Y lo cuenta, por eso sé de tu suavidad.

También sé que hay noches que pellizcas mi espalda para que no me pierda en otros sueños que no despierten en ti.

Tranquilo, mi querido desconocido, nunca cierro los ojos, jamás sin antes haberte visto. Y son castaños. Lo sé.

REMOLINOS DE AYER

Vaticinaron que dejaría de creer.
Al parecer dentro de unos años
y ya lo ha dejado.
Una vez habló, escribió sobre una decepción,
quizá hoy alguien lo haga sobre la suya o calle para siempre.

Debe alejarse de su sombra para hallar la suya, la propia
la que lucía con esplendor.
Y en esa secesión mutila su convicción
de que el querer lo es todo en la vida.
El diablo, de nuevo, se alza vencedor,
se corona rey de la perfecta escisión.

Auguraron que se apartaría,
y lo hizo, tanto que dicen que ya no mira si no esquiva,
ya no come si no moldea en pan lo que le hubiera gustado ser.
Ya no salta si no duerme pues soñar no hace daño a nadie.

Arrecian los berrinches que brotaron hace meses de una caricia.
Lo bueno deriva en penurias y las penurias como una caries nunca van a mejor.
Y tomados como desprevenidos los avisos de que escaldaría
la quemadura no se alivia ni con el mejor beso de aceite.

Acucia que se la deje intacta
como si se hubiera quedado en el punto de partida
sin la ambición de ser la primera.
Y siéndolo se llevó el premio a la estupidez,
y sin serlo el galardón a la ignorancia.

Pide entre turbulencias la paz,
la paz se ensaña con los que se amedrentan.

Y así se equipa de un arsenal de hálitos
haciendo caso de un consejo,
el de ir siempre hacia delante
aunque se vuelva a merced de esos vientos
que traen remolinos de ayer cuando aún creía.

ESTO ES POR QUE ALGO PASA

Esto es para quien permanece inerte ante los movimientos.
Para quien no se previene contra las alteraciones ya que “ni fu ni fa”.

Y es que las cosas mutan y más las personas.
Un botón mal pulsado y todo al traste o a funcionar
depende si la situación estaba en disposición o indispuesta.
Algo pasa si sale humo, si no tintinea como solía.

Y esa noche sus voces se perdieron entre el muro de niebla.

Esto es para quien no capta una inclinación.
Las pendientes se prensan si hay buen agarre al asfalto o gravilla.

Y es que los recorridos giran y más las vidas.
Una dirección confusa no te lleva donde quieres,
encontrarás flores pero no serán las que le gustan.
Algo sucede si el interés se desubica.

Y ese día el regalo se marchitó ante el agrio aliento de los gritos.

Esto es a quien un llanto no cambia su impávido porte.
Para quien se resguarda de las lágrimas con paraguas.

Y es que llorando uno se desahoga y más los que sufren.
Una pena contenida no acaba con el pesar,
se acumula hasta derivar en necrosis del corazón.
Algo pasa si el amor entra por los pies y abandona por la cabeza.

Y esa tarde trepó por las faldas de la noche, la noche se colgó de las cortinas del día…y sus ojos aún escancian dolor.

Esto es para quien tras leer esto apague el ordenador y sin querer le haya dado a reiniciar.

FALTOS DE AIRE

Hemos dejado de ser valientes.
Ya no hay cabezas si no cuellos a los que acusar.
Bajo tierra pese a mal respirar
la presión nos impide hablar o escuchar lo que nos echan en cara,
aplaca la visión espantosa de quien nos falla
y colapsa el tufillo de quien no te desea lo mejor.

Hemos dejado que otros saquen los dientes.
Y es que los cuerpos sin razonamientos
son salvajes sin selvas donde liberarse.
Sanearse de lo que nos confían
ensucia de ausencia verbal.

Pedir que atesoren un inmaduro escarmiento
es por que no se puede con él.
Suplicar que se salvaguarde de toda garra
debilita a quien encomienda
y encomia a quien acepta.
Debiendo afianzar la complicidad
de quien no es más que uno ni menos que el otro.

Hemos relegado los favores que nos hicieron
por los que se esperan.
Damos por hecho lo inacabado
y cuando acaba nos sentimos desfavorecidos.

Obviamos una amistad, tasamos un amor.
Y cuando se pierden recobran su valor
añadiendo el dato de su falta
que es lo que parpadea pidiendo ayuda.

Hemos cedido la osadía a otros.
A los que están ahí come what may (pase lo que pase),
para quienes lo incondicional es el condimento de toda tertulia
y a todos los que te abrazan sin merecerlo.

Daría todo lo que me queda de temeridad
a quienes no se rinden ni faltos de aire.

APÓCOPE DE TI

Construimos cuevas a base de risas y desenfados.
Y en ese refugio quemamos las penas, decepciones y demás lacras que nos blanquean.
Por mucho que conjuremos el eco sólo nos despeina
agravando ese desencuentro con el infierno.

Muchos van a lo que van
y tú, que regresas de allí, te traes sus ojeras, canas y despropósitos.
Y es que descorrer el flequillo de quien aprecias
y hallar dos cuencas sin expresión… hunde, desorienta, incapacita.
Son los que piden que hagas, esperan que digas, exigen que admires
mientras se hacen los muertos si vives.

Son los que se creen que valen más que uno pues se lo has repetido tanto
que tu lengua no da para ti.
Es el alabar ensanchando egos cuatro tallas más de las oportunas
apocando la tuya a la infantil.

Ensamblamos sonrisas a la par que las repulsas roen nuestros estómagos.
Carcomen los desparpajos de los que emulamos que no ha pasado nada
cuando una bofetada te ha cruzado el alma siete veces.

Y te dices, te ensañas con tus deslices.
Caíste sin que nadie te empujara,
resbalaste por no mirar donde pisabas.
El mal del equilibrista sobre las cuerdas de la empatía.

Y sabes que no eres mejor de los que se lo creen
ni peor de quienes se frotan las manos.

Y, en un instante, te pones en su lugar, bajo su piel.
Nunca se preocupó por ti
pues ya lo hiciste tú por él incluso cuando nunca te lo pidió.

Es el tremendismo de quien sabiéndose de porcelana
presume ser de acero.

SIN LEER ENTRE LÍNEAS

He tratado de entenderte
sacando un pie de tu vida.
Sé que te escabulles de todo control,
te opones a pertenecer
y tus raíces se desentienden de cualquier arraigo.

No se enraiza en suelos baldíos de afecto.

Me desconciertas.
Y, ante tu inquisidor porqué, dudé.
He leído que de una certeza nace una duda.
Sé lo que siento aun siendo acusada de jugar.
Sé lo que quiero aun permaneciendo en el umbral.
Será que no nos damos más
o tus fronteras no son las mías.

La certeza de todo esto debería ser dejar de dudarnos tanto.

Alguna vez, cuando creo que has decidido irte o me he marchado…
cuando ni me miras o me escondo.
Cuando he pasado de ocupar a ser una circunstancia
soplas desde mi nuca a mi garganta
y pienso que sin ello
volveríamos a ser los extraños que se cruzaron en el andén de los escogidos para no quererse.

Otras veces, cuando hurgo en tus noches
sólo quedan gatos aplastando ovillos con las cosas que quiero que sepas.
Y maúllan atrayendo lobos de mediodía,
esos hambrientos de ingenuidad y todo aquello me defina en ti.

Has tratado de entenderme
perfilando mis frases
pero sin observar al trasluz.
No sabrás
sin leer entre líneas.

PALABRAS O HECHOS

He escuchado que hablar no vale sino se respalda con hechos.
Así que sirve de poco decir te quiero si no lo acompañas de un beso.
Si sólo besas… el acto se queda cojo
así que todos cojeamos de alguna manera, tanto que
se han revalorizado a lo más alto las muletas para el corazón.

Si odias gruñirlo no golpea.
Hay que sacar los puños y amoratar la cara de quien odiamos aun sin saber ni como se llama. Eso, dicen, es odiar.
Insultar, vejar, humillar son sólo aspirantes del detestar.

Las palabras se anulan si no las cuadras entre algo de serenidad.
Si rompes con alguien capeando las explicaciones
con el portazo uno se da por enterado
y, en el vacío, que te desgañites sólo servirá para quedarte afónico de desamor.
Y, entre el tumulto, que te arrepientas sólo lo sabrás tú.
Entre un café apalabrado quizá no se hubiera llegado a eso.

Si añoras llorar no te lo devuelve.
Si tienes frío tiritar no te abriga.
A no ser que alguien recoja tus lágrimas por correo certificado y regrese.
A no ser que a alguien no le importe helarse mientras te vea color en las mejillas.
Eso ocurre si importa lo expresado.

Pensando es cuando las frases se reúnen en torno a la verdad.
Lo que piensas queda matizado por lo que dices o haces en todo caso.
Incluso lo intercambiamos por algo que no tenga que ver.
Rumias una declaración de principios ante un superior déspota
y el resultado son fotocopias de los documentos de tu frustración.
Maduras confesar a quien te adora que tú mueres en otro cementerio
y te aseguras servir la sopa de letras bien calentita.
Ahí se encarcelan las frases pues no son tiempos de plantarle cara a tu ética
o tu ética hace tiempo que dejo de tener rostro.

Los hechos que se consuman no son ni de cerca los pretendidos si no se conversan.

ENAMORARSE

Alguien ha hablado de enamorarse.
El enamorarse no hace excepciones
y rasca allá donde cae.
Uno se enamora y se le amontona el trabajo.
Se ralentiza su condición de razonar
que pasa a darse de baja hasta recuperarse.
Se acumulan los expedientes con las explicaciones
que te salven de ese inmaduro estado en que prima indagar
si ha notado que llevas perfume sobre el resto.

Alguien ha comentado que las veces que uno se enamora
vienen secuenciadas por las carencias con las que haya crecido.
Una vez saciadas el desenamorarse no hace concesiones
y es el embrujado quien da un paso más en la madurez.
Madurar significa no olvidar la decepción antes de salir de casa.

Cuando te enamoras adecuadamente progresas
pues recibes de una manera equiparable a las que das.
Se acaban los vértigos del con qué me vendrá hoy
aunque se incrementan las ansias del ya no me sorprende.
No estás enamorado pero terminas amando.

En ocasiones, el enamoramiento pisa el freno
gastando las ruedas de lo ideal.
Idealizamos sin incluir instrucciones, esas las dejamos
para cuando descubrimos que ya no funciona.
Lo inalcanzable atrae hasta alcanzarlo,
una vez puesta la medalla ésta se llena de marañas y patrañas
como que, en realidad, le preferías como amigo.

Alguna vez, te descubres enamorado de alguien inesperado,
de alguien que sabe más de ti pues te ha escuchado incluso cuando no hablabas.
Alguien que pinta de otro color tus esquemas.
Quizá debamos mirar más a nuestros costados que de frente, he leído.
Y ahí debe uno cuidarse de no alterar la naturalidad.
Lo natural puede hacer entrar en razón a quien se niega.

Enamorarse de alguien que no lo está de ti
es la carrera superior más costosa.
Hay quien renuncia a la mitad
y hay quien jamás la termina.
Aunque nadie le puede decir que nunca se ha enamorado
que “haberlos haylos”.