martes, 14 de julio de 2009

MIÉNTETE

Nos mentimos para no descolocar las piedras
que nos salvan de caer al río.
Nos mentimos por no decirle a alguien que no le quieres
o que sí pero omitiendo para que no te omita a ti.
La lógica no entra en la cesta del amor.
Nos metemos en bocas de otros
cuando esas bocas suspiran en otras.

No asumes que te has enamorado
por que sabes que no lo asumiría.
Es lo único que sabes y aún así
lo clasificas en suposición.


Nos mentimos para no ahogarnos en verdad.
Si te invade una gran verdad
enseguida aparecen los escoltas de dudas razonables.
Y es que lo tienen más claro que tú.
Y es que dan su vida para que
sigas con la tuya de mentiras.

“Y miéntete a diario.
Miente y di que no me quieres.
Miéntete como haces siempre” Como un mar eterno. Hanna.

Nos mentimos para atenuar la gravedad.
Lo delicado es una exquisitez al alcance de pocos.
Frente a los ojos
la verdad de un te quiero
queda en resto de carmín
a medio camino de los labios.
Y ahí se queda
como el marcador del libro que jamás acabas.

Nos mentimos de lo que somos
para no llegar a serlo.
Lo que somos hace aguas
y los parches de mentira aguantan
pero no tanto.
Al parecer, no tanto.

Nos mentimos
hasta perder el discernir
quien de todos los que te has impuesto ser
habla.
Miénteme.
Quizá así lo que me digas
nunca será lo mejor por decir.
Miéntete.
Quizá así lo que te diga
nunca lo llegues a creer.

No hay comentarios: