lunes, 1 de marzo de 2010

EN EL PURGATORIO DE LO NUNCA DICHO

Y en el “purgatorio de lo nunca dicho”
mi “te quiero”
desolado por no haber asomado
mientras en ese siempre él.

Pena el no decir
en el lugar donde no se padece.
Cauterizan por su nulo uso.
No decir
acobarda el mundo de los vivos,
desinfla historias plegadas a poco.

Espacio contaminado de lo que pudo ser.
Cargado de miles “te necesito” frustrados
chocando unos contra otros
hasta quedarse mancos, cojos,
ciegos, mudos, sosos…

Merodean esclavos del “tarde”
maldiciendo al embaucador “demasiado pronto”
y aunque la lengua no entienda de tiempos
no arranca un “sin ti ya no imagino mi vida”
que fallece en el instante en que queda por decir.

Supuran la ilusión ya disecada por el “no haberse dicho”.
Segregan el misterio ya desvelado en clave de omisión.
Yerran mermados de identidad
al verse arrebatados de su ejecución,
ejecutados en los labios de quien no dijo.

Y salvo, libero… de entre todos,
mi “te quiero”
por que es mío
por que quiero
y se adapta en su boca
mientras el suyo
por que es suyo
por que no quiere
es impulsado a ese limbo
de “lo nunca dicho”
sin saber lo que ha perdido.

Mientras en ese siempre ella.

“Dicen que hay quien se quiere sin decirlo
para no dejarse de querer”.