miércoles, 25 de junio de 2008

DIAGNÓSTICO CRISIS

Me empieza a hacer daño la crisis. Y me daña por que mire donde mire, escuche donde escuche, deguste donde deguste y toque donde toque todo huele a crisis.
Así que esta mañana he decidido estar en crisis. Y dado que lo estoy todo lo que me rodea también.
Resignada me he tomado un café. El café, muy amargamente, me ha contado la fatal crisis nerviosa que padece. Le he escuchado. Escuchar ayuda en casos críticos. Y le he informado de que contener cafeína es lo que tiene, que crispa. Ha llorado en forma de oscuros granos y me he crispado. Luego me he fumado un cigarrillo. ¡Qué os voy a contar de su crisis! Todo comenzó con la ley antitabaco hasta hoy. Lo cierto es que echaba humo por todos sus poros. En plan consuelo le he dicho que siempre nos quedarían las zonas de fumadores que haberlas "haylas" aunque escasas. Mis pulmones, sabiamente, han optado por el silencio.
De camino al trabajo me he topado con otra crisis, la de mi ipod. Una crisis musical, he supuesto. Pero no, me ha llamado roñica y me ha exigido que le recargara con más frecuencia. Todo ha sucedido muy lentamente. He deducido gracias a su parpadeante puntito rojo que la cosa era grave y que se trataba de una crisis de batería fácil de solucionar. Un simple acoplamiento al ordenador y a sonar.
Entonces al llegar al trabajo, leer las noticias del día y conocer que sigue habiendo mucho más de lo mismo, pensar que me quedadan ocho horas para salir de allí y seguir con más de lo mismo, me ha dado un ataque de ansiedad y he reconocido a mi ipod y mi paquete de tabaco que la culpa de todos sus males era sólo mía y de la creciente crisis existencial que padezco. Al café se lo diré más tarde.

lunes, 23 de junio de 2008

ESCAPANDO

Se te escapa algo. El algo prohibido se te va aunque ya se haya ido por que nunca estuvo allí. ¿O sí? Te preguntaste y sonreíste. Y leí que las caricias y los besos son afluentes de las sonrisas. ¿Y de las lágrimas? Supongo que también.
Me imaginé dos almas furtivas de la realidad, de las responsabilidades y del aparentar. Lejos del bullicio de lo que se debe hacer. Una de ellas sonrió a la otra y el río mudo e insaciable trajo lo demás. Tímidos y avergonzados por olvidar que esa noche no se olvidaría de ellos. Ni ellos la olvidarían. Entre suspiros que no volverían por que quizá no existieron se entregaron a la culpabilidad que aparece aunque no la llames y se prometieron no volver a jugar dejando que sus emociones se convirtieran en flores de verano. Flores regaladas a un ser amado provocando la misma sonrisa que una noche esas dos almas se regalaron.

jueves, 19 de junio de 2008

Hoy me ha saludado

Hoy me ha saludado. No ha sido el panadero ni la frutera quienes de camino al trabajo me suelen dar conversación. Esos lo hacen mecánicamente, quizá a cambio de los euros que gasto y desgasto. Me ha saludado quien no tiene que le salude. El solitario de pantalones rojos. Y hago hincapié en el saludo por que la gente le da escasa importancia. Saludas en el trabajo, como le echas azúcar al café y quizá a alguien le importe, el saludo, claro. Me ha saludado y hoy no iba con su perro. Ese perro de calle, de acera que ha encontrado el calor en este chico de pantalones rojos y pelo descuidado. No habrá peluquería que se lo arregle por que no tiene euros con los que pagar el arreglo. Supongo que se dirá que nada en esta vida tiene arreglo. Y es que vive en una casa abandonada, abandonado él con su perro enfermo, su pelo roto y pantalones colorados.
Cada vez que llego a casa enciendo a la luz, el hombre de pantalones rojos sólo enciende el cigarro que se encontró bajo el árbol. El árbol que me observa desde la calle, creciendo, para también velar por el chico despeinado. Se ha fumado el resto del cigarrillo, ha dado un trago de cerveza, el perro ha ladrado a la nada de siempre que se suele apropiar de ratas, cucarachas... de todo bicho viviente y le ha llegado la hora de dormir.
En cambio, en mi casa, he decidido yo cuando acurrucarme en la came y cuando apagar el maldito televisor.
Me ha saludado quien no tiene que le salude aunque hoy también le he saludado yo.

martes, 10 de junio de 2008

El poco valor del presente

"El hombre atraviesa el presente con los ojos vendados. Sólo puede intuir y adivinar lo que de verdad está viviendo y después, cuando le quitan la venda de los ojos, puede mirar al pasado y comprobar qué es lo que ha vivido y cual era su sentido". Milan Kundera en "El libro de los amores ridículos".