martes, 26 de mayo de 2009

SI ES LO QUE QUIERES

Hoy te he visto más pequeña.
Lo sé, todo te viene grande.
Te sobra falda y esa pose de que nada te afecta.
¿Nada?
¿O todo te ha superado?
Si es lo que quieres
ya no te velo.
Si es lo que quieres
ya no te mimo.

Te baila la indiferencia.
¿Acaso te he descuidado?
¿Acaso te he dejado de nombrar?

Y continúas dislocándote cuando me acerco.
Crepitas tronando cielos.
Retumban los charcos de mayo
cuando los pisas en diciembre.
¿Qué te duele niña de sol?
¿Será que el viento te tizna de melancolía?

Hoy paseas demacrada por la enormidad de lo que has creado.
Y te descarnas siendo más nacárea de lo común.
Habituada a las tortuosas calles,
te extraña la longitud sin quiebros.
Los escaparates se tintan,
y los toldos se recogen como abanicos en invierno.
Si es lo que quieres
ya no te sigo.
Si es lo que quieres
ya no te abrigo.

La holgura de lo que antes se ceñía.
Las mangas ahuecadas con más planes por soterrar.

Me atiendes. Me nombras.
Y no me duele, me agota.

Y si es lo que deseo
no preguntes
no condiciones
suelta sin más,
te quiero.

miércoles, 20 de mayo de 2009

HASTA AQUÍ

Nos conocemos hasta un punto.
Hasta aquí.
Más podría llegar a ser arrogante
si no has dado aprobación.
Permitir ojear el fondo
puede volverte cobarde.
La superficie criba entre las buenas y malas maneras.
Potenciando las primeras.
Cara simpática,
corazón agujereado.
Ojos claros,
intenciones sombrías.

Nos conocemos y punto.
Se acabó que me cuentes lo que te inquieta.
Me pesa el hombro de tantas quejas.
Y no son tantas sino magnificadas
mientras achicamos el cariño estancado.

Nos conocemos.
Y a través de la vidriera que nos desproporciona
posas la palma de tu mano.
Abarcarías la mía, las dos en una tuya.
Todo mi cuerpo en tu torso.
Un cristal, la barrera.
Una circunstancia a prueba de balas.
Y mediante la mímica
te pido
ven otra vez
grito
rompe esta transparencia
y arrodillándome
suplico clemencia,
y exhorto ese beso que expira en nuestras carteras.

Hasta aquí.
Y marcas por donde seguir.
No mires, deja de buscar, no inquietes al destino.

Más allá de hasta aquí.
Me ves, me encuentras.
Y me regalas un vale por un viaje a donde yo quiera.
Y sé donde quiero ir
pero tú has vuelto a puntualizar,
hasta aquí.

Y aquí me quedo
con ese vale por un viaje a donde yo quiera ya caducado.

martes, 12 de mayo de 2009

UN. DOS, TRES...CIEN.

Son sonrisas.
Al fin y al cabo lo son.
Aún enviadas desde la otra punta.
Aunque en la otra punta esperes tú.
Esperar, sostener, racionar.
Concienciarte a contar para que se esconda.
Un, dos, tres….cien.
Y mientras te acercas a sus hábitos,
se zafa de tu intuición.
Frío. Gélido. Hielo.

Sin dar con el tono adecuado.
Traicionas al arte.
Componer, pintar, esculpir…
Cualquier cosa en base a una misma idea.
La de vengarse de quien coloca cemento en los pies.
No puedes lo que quieres.
Ya tienes tu vida hecha.
O en pedazos, rezas.
Imposible. Sólo hay que borrar el “im”. Fácil.
Pero le encuentras en la parte de arriba.
Arriba de todo donde reposa la imaginación.
Templado.

¡Te atrapé!
Y quizá ha sido al revés.
Quizá quien ha numerado encuentros,
contabilizado noches, puentes, bancos,
canciones, bombeos exagerados…
Haya sido, sea quien respira detrás de la cortina.
Caliente. Hierve. Te quemas.

Cien, noventa y nueve, noventa y ocho….
Y tramas irte no sin antes perfilar un beso en sus labios.
Toma.
Y es que te vas de su vida,
descolocada al proponerle un rato de escondite.
….uno.
¡Voy!
Y ya te has ido.
Y allí nunca te buscará.

Caliente. Templado. Y siempre frío.

viernes, 8 de mayo de 2009

COLUMPIÁNDOSE EN UNA ESTRELLA

He leído que batallamos por columpiarnos en estrellas.
Un balanceo escogido por nosotros.
Vas y vienes.
Impulsada por las ganas de saber a qué sabe la luna.
Inspirada por quien prefiere que se lo describas.
Cuéntame. Carcajea la brisa cuando la atraviesas.
Y traviesa te enreda las pestañas.
Y como no pesas más que una pulga
al inclinarte hacia detrás quien te vela
sopla para que prosigas tu viaje.

Y yendo y viniendo sin querer
le das una patada a un globo naranja que pasaba por allí.
Y antes de salir despedido se posa,
se desinfla un poquito y suspira.
Baja. A alguien le importas.
La curiosidad tira de tus dedos.
Quien. Quien. Quien.
Y el eco se hace gota.
Y la gota rompe en una cara.
En un rostro agotado que alza la vista.
A mí.

Y el trepidante astrónomo
no desiste en descolgar al ángel del columpio.
Y las cuerdas se debilitan al quinto “a mí”.
Vas y vienes.
Esquivando el mensaje.
Detrás cuando vas.
Delante al venir.
Y suspendido, presa del vértigo
se agarra a tu tobillo.
Rasgando tus ataduras al cielo
se deslizan trazando zetas.
Ze tas.
Hasta caer, con cuidado, en los brazos
de quien la empujó a lo más alto.
A columpiarse en una estrella.

miércoles, 6 de mayo de 2009

DE REPENTE

De repente, se acerca.
Cerca, cerca.
Se acorta la vida.
Y el espacio al que se obligaron.

De repente, suave.
Suave, suave.
Como un cuerpo recién levantado.
Y trenzando sus meñiques, y piernas,
y un nada de nada cada vez más incierto.

De repente, muy suyo.
Mío, mío.
En lo permitido fuera de lo restringido.
Las vocales más abiertas,
las consonantes chirrían.
Se lo dice o se lo cuenta.
Admitiendo su adicción se descubre.
Se expresa sin conjunciones.
Las pausas, extraditadas para quien no lo tiene claro.

De repente, mira.
Veo, te veo, te sueño.
Un poco más y te quiero.
Y en la tendencia a jugar
todo se vuelve más serio.
Miedo, miedo.
Como el no volverse a ver.
Si me fuera.
Si te fueras… Entonces, el temblor.

De repente, prisa.
Deprisa, corre, trota.
No se vaya a ir
sin que sepa.
Saber, sabor.
Coge, ten, toma.
Me doy, te doy.
De ti.
Siempre de ti.

De repente, el amor.
Pasa, aturde, se exalta.
Hablan, comentan y retoman
lo que aguarda entre puntos suspensivos.
¿Te has enamorado?
De repente, no hace falta contestar.
Contesta. Se acerca. Suave. Muy suyo. Mira y sin prisa.
Sí. De ti.

lunes, 4 de mayo de 2009

EL DÍA DE MI MADRE

Son las peores horas de su vida
aunque quizá gracias a ellas se salve. Se cure.
Parece que la ironía se anquilosa en estas historias enfermas.
Son los casos en los que el veneno ataca sin llegarte a matar,
aunque te quite gran parte de lo que eras.

Tan preciosa como todas las madres.
De melena lacia y oscura a la que agarrarte para que no te lleve la malvada ola.
Tanta reverberación de olas malas, ahora me parecen buenas, leves.

Una hormiguilla
de las que se quitan de todo para que no nos falte de nada,
de las que ante un corte de luz
despierta al sol de madrugada.
La emergencia más justificada del mundo,
el amor de una madre por su hijo.

Y me enredo entre conjugaciones verbales y dudas.
La ignorancia de cobijar un parásito cierto tiempo.
Saber que dejas de ser la misma pues el pelo se engancha a los nudillos
y el estómago no cuenta contigo.
Y el porvenir con el vientre hinchado de tanta prepotencia.
Sólo lo sabe él y se ríe de nuestra incertidumbre.

Y ese día, cuando te informan de que albergas algo que no quieres
es cuando decides que debías haber pedido más y dado menos.
Empiezas a respetar a los adverbios de cantidad que indefinen
lo que tenías que haber hecho, hacer o lo que harás aunque siempre más.

Ella, entonces, aparta el café para los que quieran seguir despiertos
mientras se apoya en quien se apoyará.
Ella me sonríe asustada,
me asusto por sonreír
y es que ha dejado de oler a pan
y su piel ya no es canela.

Hoy es el día de mi madre
pues lo ha sido, lo es, lo será siempre.
Hoy le han dicho que tiene que volver a empezar.
Y este comienzo de tres vuelve a ser duro.
El desarrollo con giros tremendos,
de los que te pueden levantar de la butaca.
Pero al final, seguro, se llevará el oscar
aunque sólo ella sepa, guarde y no olvide
lo que fue su recorrido por esta brutal alfombra que le extendió la vida.

Te quiero, mamá.