martes, 28 de julio de 2009

EMPRENDIENDO VIAJES

Emprendemos viajes
permaneciendo en el mismo sitio.
Nunca te has ido
sólo he parpadeado un largo rato.

Son los viajes
llevándote menos que lo que dejas.
No empaquetas ciertas palabras
para que en el regreso sigan siendo las mismas.
No doblas momentos
para que te reciban sin más mundo que tú.

Planificando rutas,
partiendo sin partir.
Es que en cuanto arranques
no podrás repostar.
Lo que te mueve
se hace cada vez más pequeño.
Tu llave de contacto
se queda.
En ese ralentí perfecto.
Donde vibras de risas.

Los puntos de partida
no son nada sin la llegada.
No llegas.
Y es que no quieres llegar.
Sabes que cuando lo hagas
sólo desprenderás olor a viaje.
De lo demás te desenganchaste
antes de abrir la puerta.
De cerrarla
pero no del todo.
Por si quiere
verte marchar
sin irte.
Por si quiere
trazar con la mano un “no te vayas”
y te quedes.

Emprendemos viajes
hacia cualquier dirección
aunque todas en el mismo sentido.
¡Parpadea
que en seguida estoy contigo!

jueves, 23 de julio de 2009

VAYA DONDE VAYA

Le lleva.
Vaya donde vaya.
Y le cuelga del final,
del medio,
del comienzo de sus pensamientos.
Que son miles
amarrados en cientos.

No le deja.
Vaya donde vaya.
Y en los escaparates,
más viéndole a él
que a ella misma,
le cuenta
con un dedo en el cristal
lo que le disgusta
mientras se deja a lo que sucede detrás.
Detrás mejor que frente a ella.

Le amarra.
Vaya donde vaya.
Sea río, mar o montaña.
Y le escribe postales sin sellos,
cartas sin remite,
historias sin títulos.
Mejor que no sepa que le lleva.

No le suelta.
Vaya donde vaya.
Y le dilata,
hasta donde da
¿hasta dónde da el amor?
Y se cala de su olor,
la esencia
donde sólo ahí
puede con todas las alambradas.
Una cerca
que de cerca
saca ojos.

Vaya donde vaya.
Le lleva. Le amarra. No le deja. No le suelta.
Pero él
que no lo sabe
va de turista
por otros mundos
más vestidos,
menos salvajes.

martes, 21 de julio de 2009

COMO VES

No he podido mirar a nadie
desde que te besé.

Incapaz de besar a nadie
desde que mis brazos se descruzan
cada silencio que te acercas.

No me hables de abrazos
si no me olvido de tus ojos.

No nombres unas manos
si mis sueños son tus piernas.

Omite describir cinturas
si me pierdo en tus gestos.

Olvida adorar una voz
si sólo escucho tu piel.

Como ves no ando
si no te sigo.
No me nutro
si no te humedeces los labios.
No respiro
si no me hueles
No lloro si no te ríes.

Como ves no duermo
si no te arropo.
Como ves no vivo
desde que te conozco.
Como ves…
¿Me ves?

Y ella miraba hacia otro lado.
Y ella más que ver, sentía.

viernes, 17 de julio de 2009

LOS HIJOS PERDIDOS

Da comienzo el derrame.
Cerebral, corporal…
El espíritu se corroe,
ennegrece para ya jamás
tornarse a lucir.
Se nubla el paraíso de un golpe seco,
brutal, irreparable, irremediable…

Perder.
Acoplarse a esa pérdida
te desencaja de la vida.
La muerte muerde
y hace suyo lo tuyo.
Desfalca burlando
el sistema de seguridad
más estudiado, blindado, sofisticado.
El sistema tierno de una madre
al ver, no ver a su hijo.

Sé poco de esa pérdida.
Sé poco de perder.
Pero en los ojos de quien pierde
hay un punto profundo
en el que si miras
estallas, te partes, te secas,
te pierdes.
Pero en el cabello de quien pierde
hay mechones de talco
que si hueles
gritas, te doblas, te vacías
te pierdes.

No son más madres las que pierden
pero sí más hijos los perdidos.
Falta el equilibrio.
Comienza el pulso contra la locura.
Le has perdido
y en esa playa
no hay puesto de socorro.

En esa playa
ni las olas vuelven.

Allí sólo estás tú
llorando arena.

martes, 14 de julio de 2009

MIÉNTETE

Nos mentimos para no descolocar las piedras
que nos salvan de caer al río.
Nos mentimos por no decirle a alguien que no le quieres
o que sí pero omitiendo para que no te omita a ti.
La lógica no entra en la cesta del amor.
Nos metemos en bocas de otros
cuando esas bocas suspiran en otras.

No asumes que te has enamorado
por que sabes que no lo asumiría.
Es lo único que sabes y aún así
lo clasificas en suposición.


Nos mentimos para no ahogarnos en verdad.
Si te invade una gran verdad
enseguida aparecen los escoltas de dudas razonables.
Y es que lo tienen más claro que tú.
Y es que dan su vida para que
sigas con la tuya de mentiras.

“Y miéntete a diario.
Miente y di que no me quieres.
Miéntete como haces siempre” Como un mar eterno. Hanna.

Nos mentimos para atenuar la gravedad.
Lo delicado es una exquisitez al alcance de pocos.
Frente a los ojos
la verdad de un te quiero
queda en resto de carmín
a medio camino de los labios.
Y ahí se queda
como el marcador del libro que jamás acabas.

Nos mentimos de lo que somos
para no llegar a serlo.
Lo que somos hace aguas
y los parches de mentira aguantan
pero no tanto.
Al parecer, no tanto.

Nos mentimos
hasta perder el discernir
quien de todos los que te has impuesto ser
habla.
Miénteme.
Quizá así lo que me digas
nunca será lo mejor por decir.
Miéntete.
Quizá así lo que te diga
nunca lo llegues a creer.

jueves, 9 de julio de 2009

PRÉSTAME TUS ALAS

Más.
Llegará un momento en que se pedirán
y no tendrán qué dar.
Por no poder.
Por no querer.
Por no… ¡Qué más da!

Más.
El freno se desgasta
y se recambia para evitar un accidente.
Aún más trágico.
Aún más atroz.
Aún más… ¡Mejor no pensar!

Más.
Y dejan de esperarse.
El “donde” inaccesible.
El “siempre” vedado.
Y con una cruz en sus bocas
se niegan,
se aseguran un cauto arrimarse
aunque la indemnización no cubra el desperfecto.

Más.
Y en una opción etérea
alguien exclama
¡Préstame tus alas!
Préstame…
Y al mirarse las espaldas
uno a la derecha
otro a la izquierda
uno… otro…
Al tiempo, desplegan y suben.
Al tiempo, sólo juntos volando.

Y aunque suave, descienden y se dicen, por última vez,
ya no más.

¡Préstame tus alas!
¡Préstamelas!

lunes, 6 de julio de 2009

POCO

Me siento poco de aquí.
Poco, de este preciso instante mencionado.

A veces, pocas, me he sentido un rato de ti.
Desproporcionado, así fue.
Así, y por poco no te quedas.
Muy poquito y te vas.

Me siento poco del pasado.
A no ser que me sienta en tus labios.
Eso no fue indefinido.
Fue un beso.
Poco pero beso.

Me siento poco hasta que te acercas.
No mucho pero algo.
Cuando la distancia importa.
Y el aire habla por nosotros.
No suspira, no se delata.
Poco, y nos condiciona a su vaivén.

Me siento poco de este mundo.
Muy poco pues, suelo, siempre despertar en otro.
Otro donde su rey ruge amor.
Y se comen palabras.
Y se beben versos.
Y ahí me quieres.
Poco pero me quieres.
Me quieres poco en el mundo donde me siento mucho.

Me siento poco hasta que te atreves.
A llamarme.
Poco pero me llamas.
Y acudo mucho, tanto
que si lo haces de tarde
llego por la mañana.

Me siento poco, nada sin ti.
Mar sin sal, sin olas.
Mar sin mar.
Y me siento de arena,
de polvo,
de más sin tus huellas.

Me siento tan poco
que el espejo, en mi búsqueda,
te halla a ti,
sin nada más que tú.
Tan poco que no sé si soy,
si voy siendo,
si siento,
o si voy sintiendo.
Poco pero siempre a ti.

jueves, 2 de julio de 2009

CUENTOS PARA NO DORMIR

Cuidado, cuidado, cuidado.
Y cuanto más lo piensas, el descuido.
Eso no, eso no, repito no.
Y cuanto más lo aseguras, el sí en toda la frente.
Ni se te ocurra meter los dedos en el enchufe.
Ni hablar de rozar la plancha.
Ni enamorarte de quien no debes.
Y tu padre te salva de la electrocución.
Y tu madre te cura la quemadura.
De lo otro, se recupera uno solito.
A tijeretazo limpio
aunque luego tengas o tengan que arreglarte los trasquilones.

Es parte del proceso.
Aprendemos mejor a base de hostias aleccionadoras.
No seas pesada, no vas a ir a la fiesta.
Y lo eres.
Pesada hasta que te aligeran con un castigo.
Ni a ésta ni a dos más.
Y te jodes tanto que no vuelves a insistir.
No te quiere, ¿eres incapaz de verlo?
Y plantas un árbol de “por qués”.
Y hasta que uno no cae en tu cabeza
no sabes lo que es la gravedad.
Hasta que el chichón crece en forma de tu primera crisis existencial.

Bienvenido a la vida, chaval.
Se jactan quienes se abotonan cada mañana de chascos.
Sí, chascos hasta debajo de las piedras.
Pero siguen construyéndose
como si nada o como si todo.
Hay que ponerse en lo peor,
pensar mal y querer con mil ojos.
Lo contrario es de locos que no evolucionan.
Pero son felices, te chiva algún pirado.

Luego te crecen las etapas como enanitos.
Y gruñes cuando descubres que no sabes más que nadie.
Y sonríes un rato, y al otro moqueas.
Y enmudeces pues lo romántico no le va.
Y tras noches de insomnio impuesto por lo anterior
duermes todo lo que puedes, lo que te dejan y más.

Llega un beso que te despierta tanto
que hasta te parece raro.
Y ahí depende de ti.
Permanecer en la urna de cristal o
saltar y atiborrarte de perdices aunque no te gusten.
Renunciar es ganar algo.

Así que cuidado, cuidado, cuidado,
los cuentos para niños
son escritos por adultos.