jueves, 23 de julio de 2009

VAYA DONDE VAYA

Le lleva.
Vaya donde vaya.
Y le cuelga del final,
del medio,
del comienzo de sus pensamientos.
Que son miles
amarrados en cientos.

No le deja.
Vaya donde vaya.
Y en los escaparates,
más viéndole a él
que a ella misma,
le cuenta
con un dedo en el cristal
lo que le disgusta
mientras se deja a lo que sucede detrás.
Detrás mejor que frente a ella.

Le amarra.
Vaya donde vaya.
Sea río, mar o montaña.
Y le escribe postales sin sellos,
cartas sin remite,
historias sin títulos.
Mejor que no sepa que le lleva.

No le suelta.
Vaya donde vaya.
Y le dilata,
hasta donde da
¿hasta dónde da el amor?
Y se cala de su olor,
la esencia
donde sólo ahí
puede con todas las alambradas.
Una cerca
que de cerca
saca ojos.

Vaya donde vaya.
Le lleva. Le amarra. No le deja. No le suelta.
Pero él
que no lo sabe
va de turista
por otros mundos
más vestidos,
menos salvajes.

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