La vida por asfaltar.
Pasos trémulos.
Ayer.
Sin ir más lejos
por no poder
las frecuencias espantaron
sentimientos en intermitencia.
Más en rojo
que en el permisivo verde.
Y es que a alguien que vive nublado
le cuesta distinguir una invariable luz,
le cuesta aferrarse a algo que luce en constancia.
La permanencia del querer
se impone a cambios de horarios,
se encarga de minutar pulsaciones.
Se acelera ante la belleza
de un torso esculpido a besos.
Ese torso cargado de sombras.
Y tiende al coma
si la cima a unos pechos
se alcanza sin trabas.
Y es que alguien que facilita ahora
se complica después.
Ayer.
Sin ir más lejos
por no poder.
Se deshizo de un verano
en pleno invierno.
Y de despedida
aullidos
de alguien que se da por vencido
de alguien que da paso a un adiós mendigo.
Asfaltando la vida
a pasos aún alejados del equilibrio.
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