miércoles, 15 de abril de 2009

LIMITACIONES

Torcemos si el muro nos impide continuar.
Fintamos si el contrincante es descomunal.
Aunque lo sea por unos centímetros.

He leído en alguna parte
que hasta una mota de polvo desprende vanidad.
Es el exceso de confianza de muchos
rebajando a otros menos iguales.
Propasarse enaltece al que abusa.
Abusa quien evita cualquier objeción.
No se objeta pues se aviva la agresividad.
Y ahí la dignidad, diminuta, jamás da con su playa.

Quien camina cabizbajo estudia el suelo donde pisa
y aún así resbala, tropieza, cae.
Quizá no levante cabeza por el codo que presiona su nuca.
Dicen que bajo presión se espabila.
Digo que se explosiona y en esa rifa de entrañas hay para muchos.

Viramos si damos con las tres diferencias en una mirada conocida.
Odio, desprecio, repulsa manchan el iris pardo, azul o verde.

También he leído que el perdón se otorga aunque germina en venganza.
El que lo pide se expone a una lenta lapidación pensándose expiado.
Cuestionar la autenticidad limita la de uno mismo.
Las fronteras nos enfrentan.
Confrontan extremos aún partiendo todos del mismo sitio
cerca del latido de un corazón.

Aconsejan que filtremos pero hay insultos que no caben por el embudo de diámetro infinito.
Tergiversar una mala intención es darle un toque de realismo.

Una vez pensé en apearme de toda esta jauría.
Descodificarme de tantos ceros y unos
cuando alguien tan cercano como para no fijarme
me dijo:
- no me tienes que pedir perdón.

Y aunque mucho más grande que yo le abracé sin pensar
quien de los dos había sido más vanidoso.
Él por no creer necesitar.
Yo por necesitar creer en él.

No hay comentarios: