lunes, 4 de febrero de 2008

OTRA MANERA DE VER LA POLÍTICA

Cuando cumplí la mayoría de edad no sólo mis padres me dieron carta blanca en la cuestión de horario de llegada a casa también se me otorgó el derecho a votar. Lo primero me entusiasmó pero lo segundo me dejó tal cual. Y es que nunca me había interesado la política. ¿Era una de esas jóvenes pasotas que les importa poco la situación de su país? Podía ser. Lo cierto es que que mi hermano algo más involucrado en el tema que yo se indignó al llegar el día de poder ejercer mi voto y le dije que no tenía ninguna intención de llevarlo a cabo. Mi hermano no grita sólo fulmina con su azul mirada, entonces, se me ocurrió algo. Le cambiaba mi voto por una mariscada en mi restaurante favorito. Pensé que mi proposición le parecería absurda pero aceptó y empecé a cogerle gustillo a eso del derecho al voto.
Nunca me ha interesado la política, no entiendo porqué la gente se exalta al hablar de un partido u otro, mi vida ha sido la misma con uno u otro al poder. Tengo mis propias ideas que no son mejores o peores que las ajenas pero son mías. Apoyo a quien decide abortar, apoyo a los homosexuales, apoyo a quien va a misa todos los domingos, apoyo a los que me parecen buenas personas, las guerras no me gustan (no creo que les gusten a nadie) pero si se propusiera una contra ETA me pensaría alistarme a ella. Cualquier terrorismo es aberrante pero nadie es capaz de acabar con él.
Diré que las últimas elecciones no me parecieron objetivas, el 11 M dejó a España en un estado de shock, de inseguridad, creo que ayudó a Zapatero a alcanzar el poder. Y con ello no acuso al gobierno de estar pringado pero quizá quien lo hizo le venía bien un cambio de gobierno. Si hubiera sido yo la cabecilla de la oposición en ese momento quizá sería presidenta en la actualidad. Me da risa al imaginarlo.
Esta Nochebuena dejé mi voto al mejor postor. He recibido ofertas jugosas pero aún no me ha convencido ninguna. Os propondría que ofertéis pero como en este Blog no entra ni el Papa pues seguiré dándole vueltas hasta que dé con lo que considere justo.

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