Decepción.
Te la llevas, te desgarra si alguien sobre quien colgaste todos tus sentidos los desprecia.
Al parecer, el querer es relativo en este mundo tan absoluto.
Al parecer, si das, por que das y si no lo haces me la guardo para cuando bajes la guardia.
Decepcionan las palabras como pose del momento y, luego, se olvidan.
Me prometiste…Y frente a ti la amnesia como coartada.
Pretexto seguido de vistazos a todo, menos a ti.
Tú que de principal pasas a personaje anodino, de esos que ya no aportan nada.
Y te cuestionas tus actos.
Haber dicho o dejado de decir.
Haber hecho o dejado de hacer.
Mientras la culpa se enfunda el abrigo de acero.
Desencanta la indecisión.
Cavilación al gusto. De primer plato, sí.
De segundo, no. Y de postre, puede.
Tú, descolocado, café solo.
Tú, indefinido, en busca de la esencia reemplazada por lo que te hicieron creer y no fue.
Como en todo comienzo el entusiasmo lleva las riendas.
Como en todo desarrollo si es cuestión de uno las ganas se agotan.
Y como en todo final el que se arriesga sin nadie que le amortigüe, el héroe exhausto se aleja.
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