lunes, 15 de febrero de 2010

JAQUE MATE

Terriblemente mortal.
Así se define
mientras traza espirales en el aire.
Con sus manos
intrépidas, traviesas
como las de un niño ante un regalo,
aun sin extrañarle
sin descolocarle
sus inesperadas formas.

Y sin prisa,
delicado
tira de un lado,
de otro
y al descubrirla ahí
posada, reposada antes del atardecer
baraja los anaranjados rayos
y apuesta en secreto
a que algo así,
de alguien así
no podrá olvidarse.

La enmarca en su sonrisa
mientras ella, la reina en tirantes
aun pareciendo indefensa,
le desploma de su torre
dando así comienzo
a una partida más seria.

Y enfrentados
en el tablero multicolor,
recorren su adolescencia
en ese instante de vida.
Y sumergidos
en la espuma de la sorpresa
ella, agitando sus terrenales alas
trastoca, revuelve
la realidad de este niño
convirtiéndola en un sueño.

Que termina
(aún muy despiertos
por si algún detalle piensa en destierro)
cuando la puerta, sin querer hacerlo, se cierra tras él.

La reina regresa a su sitio
esperando ese jaque mate
que ronda, advierte, ruge
aunque, por ahora, quede esquivado.

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