jueves, 4 de diciembre de 2008

DOS MUNDOS

Dos mundos, o tres…

Comprimidos en la cabeza pero sin rozarse.
En el que respiras
y del que te gustaría respirar.
Un condicional sin variables
pues tachas el posible renunciar.

Y hasta la sonrisa de quien quieres
oprime, empequeñece, quizá banalice
lo que hasta hoy has conseguido.
Tú o ellos de ti.
Los que han engarzado su vida a la tuya
en una expectativa de alcanzar lo que se les resistió.

Y se te resiste pues tus elecciones son las últimas de la fila.
El “me hubiera gustado que fueras” se cuela a codazo sucio
mientras los convencionalismos sociales te tiran del pelo.
Y te apartas antes de ser apartada por revolucionaria, por rebelde.

Dos mundos, o tres…

Espalda con espalda para que no se envidien.
Y la balanza tiende a la conciencia,
la conciencia nacida de los otros
crecida en ti y reproducida en remordimientos.
Y el único pecado capital es seguir por donde ellos nunca hubieran seguido.
Y te retraes pues la penitencia saldría cara.

Dos mundos, o tres…
El comienzo te lo presentaron dado,
el final te lo adjudicarán más temprano o mucho más tarde.

A este limitado dictado de la vida
se le puede poner punto y aparte.

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